Las narrativas de cuidado de enfermería tienen el relato como fuente de saber, permiten identificar lo que los y las enfermeras hacen, qué efectos tratan de producir al utilizar narraciones sobre la cotidianidad del cuidado que brindan y qué papel desempeña la narrativa en trabajo de cuidados. En este sentido, es oportuno señalar que en las narraciones el manejo de situaciones, conceptos y hechos es un asunto polémico, ya que en los discursos no sólo se hace referencia a lo que las cosas son, sino a lo que podrían ser, introduciendo con ello la necesidad de precisar para cada ocasión qué trata de significarse y cómo se persiguen efectos de verdad y/o credibilidad o se conjuran y/o contrarrestan otros discursos. Esto nos remite directamente a la acción que propone la narrativa, en palabras de Biglia y Bonet (2009) "la narración está estrechamente ligada a la acción más que a la elaboración de una historia, un relato o un testimonio" (Cita tomada de Cabruja et al. 2000 p. 72). El punto de partida es la consideración del cuidado de enfermería como una construcción instituida con base a significados. Ello implica volcarse en el análisis de esa construcción y de esos significados sobre el cuidado. El semillero busca integrar la academia y la asistencia en torno al ejercicio profesional mediante las narrativas de cuidado, puesto que "crean un campo de acción colectiva y permiten a los profesionales de enfermería una construcción de conocimiento próximo a sus experiencias, donde las relaciones recíprocas generadas a partir de una situación de cuidado en enfermería redundan en un aprendizaje y crecimiento tanto para el paciente como para la enfermera", a su vez, se logra una interacción de los conceptos propios de la formación profesional en términos del significado de cuidado y la comprensión de los patrones de conocimiento de enfermería lo que permite aportar a los procesos de investigación como técnica de recolección de datos desde los aspectos teóricos y prácticos.