¿Es la Sarcopenia un problema de Salud Pública?

En este momento el proceso del envejecimiento, en el mundo va marcando un hito, que no se ha visto anteriormente de acuerdo con lo conocido en la historia escrita.Existe un aumento de la cantidad de personas mayores de 60 años que de acuerdo con las proyecciones actuales para el año 2050 será del 21,5% del total de la población mundial,1 y actualmente en Colombia asciende al 13,9%,2 debe considerarse que esta población puede mostrar vulnerabilidades en diferentes aspectos, en especial los mayores de 75 años, que deterioran su calidad de vida.Nuestro país presenta como característica, el mayor crecimiento de la población que está por encima de 80 años comparado con el resto de la región, esto significa un mayor reto en la atención de salud y su mantenimiento. La búsqueda de estrategias que puedan ayudar a mejorar la calidad de vida en estas etapas de la vida, ha llevado a diferentes estamentos de la sociedad, comenzando por la Organización Mundial de la Salud (OMS), a movilizar las agendas políticas de los diferentes países para que se activen procesos y procedimientos que deriven en mejores estados de salud y mejores entornos de vida,3 situación que poco a poco va rindiendo frutos, y se continua luchando por una sociedad más equitativa e inclusiva contribuyendo a elevar el bienestar en las poblaciones de edad más avanzada.4,5Dentro del ámbito del mantenimiento de la salud en las personas ancianas, la funcionalidad es un área clave que contribuye a determinar su salud objetiva y subjetiva. Aunque la mayoría de las personas mayores de 60 años pueden ser funcionales al menos en Colombia,2 es importante advertir que la sarcopenia como un síndrome preponderante en estas poblaciones puede deteriorar el estado de salud y su percepción fácilmente, por la proclividad a ser causa de fragilidad, caídas, fracturas, dismovilidad, depresión, entre otros síndromes, y por su asociación con alteraciones como desnutrición, polipatología, polifarmacia, así como la patologización de algunos cambios normales dentro del proceso de envejecimiento y por supuesto, el riesgo de mortalidad; todo esto basado en la complejidad de esa condición que involucra factores hormonales, antropométricos, nutricionales, biológicos y de actividad física.6 Las implicaciones en la salud del anciano son claras y la falta de oportunidad en la prevención, diagnóstico o tratamiento de esta noxa podría convertirla, pronto, en un problema de salud pública. El conocimiento que el personal de salud va adquiriendo sobre esta patología, posiblemente, es insuficiente, aún, para evitar los riesgos y consecuencias que ella conlleva, porque todavía se circunscribe a un grupo limitado dentro de las personas que de una u otra forma tienen relación con el cuidado del adulto mayor, en este orden de ideas es misión de los entes universitarios del país, a través de Ge-rontólogos y Geriatras educar al resto de disciplinas relacionadas con la salud, en las bases de estos síndromes por su mas profundo conocimiento de los procesos de envejecimiento y sus alteraciones, cumpliendo con la Política nacional de Envejecimiento y Vejez de 2022 a 2031, que como decreto 681 de 2022 reza a la letra: “Garantizar las condiciones necesarias para el desarrollo del envejeci-miento activo y saludable y de una vejez digna, autónoma e independiente en condiciones de igualdad, equidad y no discriminación. Lo anterior, en el marco de la protección de los derechos humanos y bajo el principio de corresponsabilidad individual, familiar, social y estatal” y en teoría es de cumplimiento obligatorio. Esperamos que las sociedades del país y Latinoamérica puedan llevar a cabo esta loable tarea para contribuir en el aumento de la calidad de vida a la que tienen derecho las poblaciones de personas mayores y que los entes académicos, en todos los niveles, promuevan la enseñanza del envejecimiento y la vejez para completar la formación de los diferentes estudiantes de pre y posgrado.