Significación del discurso teológico hoy.

Proyecto: Investigación

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Descripción

En el ámbito del lenguaje religioso se suele distinguir entre discurso religioso y discurso teológico, como dos tipos de discursos que dan cuenta de las expresiones lingüísticas del hecho religioso. Al primero, por lo general, se le consideró un lenguaje vivencial, narrativo y parenético. Su finalidad principal es la de mantener el vínculo de fe y el grado de participación emotiva de quienes participan de una experiencia religiosa común. Es el lenguaje que habitualmente encontraríamos en las grandes enseñanzas y pequeñas manifestaciones religiosas, en las prédicas de las iglesias cristianas y en los relatos de milagros frecuentes en cualquier movimiento religioso y, en particular, en el cristianismo. El discurso teológico, por contraposición con el anterior, es más sistemático que vivencial. Si bien toma en cuenta los discursos, relatos y poemas en los que se comunica la experiencia religiosa, como por ejemplo ocurre en toda la Biblia, su dato fundamental es una doctrina, con frecuencia de carácter dogmático, sobre la cual se hacen frecuentes reelaboraciones justificatorias, actualizantes y aplicativas. Al igual que el discurso religioso, el discurso teológico se asienta, a veces inconscientemente, en una pluralidad de doctrinas que, en el caso del cristianismo, conjuga varias cosmovisiones como la grecolatina, la semita y las de muchos pueblos nativos donde se ha difundido y establecido. No obstante en esa pluralidad, la principal diferencia con respecto a otros discursos parecería radicar en el carácter reglado de ese discurso y nos llevaría a preguntarnos con Darío Antiseri: ¿¿Hay un uso teológico del lenguaje humano capaz de exhibir todo un bagaje de reglas semánticas, sintácticas y pragmáticas y de criterios justificativos propios, de modo que se pueda afirmar de tal uso que tiene un sentido, una relevancia y es controlable de alguna manera?¿ . Desde nuestro punto de vista particular tal pregunta nos conduce al núcleo mismo de la teología en cuanto discurso especializado, susceptible no sólo de un análisis semántico o semiótico general (un discurso entre otros), sino de explorar cuáles son las reglas que regulan la pertinencia, relevancia y coherencia de sus manifestaciones, sin dejar de tener en cuenta la pluralidad de voces y, por lo mismo, de textos, contextos, pretextos y reglas que los determinan y, a su vez, son determinados por ellos. Para tal fin podría resultar relevante y revelador el análisis de tales discursos en su estructura argumentativa por medio de algunas teorías contemporáneas que dan cuenta del uso aseverativo y argumental del lenguaje, diferente de un uso puramente instrumental del lenguaje en el que no media ni la persuasión, ni la convicción ni ningún otro medio de razonamiento justificativo y conviccional. La crítica fundamental al lenguaje sobre Dios radica entonces en que éste no conserva un sentido hoy en cuanto lenguaje estimulante y pragmático. En efecto, el discurso teológico se refleja ausente de las búsquedas y angustias en buena parte del universo académico, de manera que no logra ubicarse a la altura de los asuntos y búsquedas de los hombres y mujeres del tiempo presente. En consecuencia, este discurso no suscita actos humanos alternativos, no forja hechos con las palabras que vehicula, no incide en las transformaciones requeridas por la historia humana. Aunque el mensaje de salvación implica una praxis existencial, el discurso teológico se ha convertido en teoría abstracta, dejando de ser logos, de modo que ha terminado por referirse a las doctrinas que éste canaliza y no a las realidades a las que éste discurso se refiere y a las pretensiones que éste vislumbra. Bajo esta pretensión de fundamentación abstracta y metafísica, el discurso teológico ha caído en la pérdida de su significación existencial. En tal sentido, puede seguirse afirmando que ¿el discurso teológico se fue de vacaciones¿, es decir, ha salido del concierto de los discursos significativos en la sociedad actual, cayendo en un círculo vicioso de un probarse así mismo, y dejando intocada la existencia real de las personas que lo oyen y a los cuales se dirige. De ahí la importancia de preguntarnos en la presente investigación ¿cuáles son las condiciones de posibilidad para que el discurso teológico sea significativo hoy?
EstadoFinalizado
Fecha de inicio/Fecha fin12/08/1311/02/15

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  • PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA