El papel que la naturaleza y la gobernanza ambiental pueden cumplir en la construcción de paz en contextos de postconflicto ha inquietado a los investigadores de las ciencias sociales y de los estudios ambientales desde hace ya varias décadas (por ejemplo, Conca & Wallace 2009; Matthew et al 2009). Diversas estrategias basadas en la naturaleza han sido propuestas como mecanismos para la promoción de la paz, al tiempo que algunos autores han alertado sobre cómo un manejo y gobernanza inapropiados de los recursos naturales pueden convertirse en impulsores de nuevos conflictos (Le Billon 2000; Le Billon & Levin 2009). Las preguntas sobre la relación entre naturaleza, conflicto y construcción de paz siguen estando abiertas. Un aspecto central para entender la relación entre naturaleza, paz y conflicto tiene que ver con las instituciones para la gobernanza y la gestión de los recursos naturales y del territorio. Las instituciones son definidas como las normas y reglas que delimitan los patrones de la interacción humana (North 2007). Mientras que su papel en la sostenibilidad de los recursos naturales de uso común a escalas locales y regionales ha sido objeto de una extensiva investigación por parte de académicos de diferentes disciplinas (por ejemplo, Ostrom 1990; Baland & Plateau 1996), en el estudio de los vínculos entre paz, conflicto y recursos naturales han predominado las aproximaciones institucionales desde una escala nacional. Tal es el caso de las literaturas que exploran las hipótesis de la maldición de los recursos naturales (Ross 1999) y de la construcción de paz mediante la gestión ambiental (Conca & Dabelko 2002). Las conclusiones de estas aproximaciones son difícilmente extrapolables a escalas locales, al tiempo que las interacciones y retroalimentaciones entre las instituciones a diferentes escalas (nacional, regional, local) en contextos de manejo de recursos naturales, conflicto y construcción de paz, se mantienen pobremente estudiadas.}