Prácticas de lectura digital en estudiantes universitarios de primer año de pregrado en Ciencias Sociales y Humanidades.

Los textos que los estudiantes universitarios leen con propósitos académicos, son obtenidos de diversas fuentes de información, muchas de ellas, provenientes de Internet, bien en plataformas virtuales, o como textos digitalizados de un original impreso, que luego son leídos en la pantalla del computador. Las publicaciones electrónicas están transformando los géneros y soportes textuales habitualmente empleados por la comunidad científica y académica (en la cual se incluyen los estudiantes), constituyéndose en un cambio cualitativo tan significativo, como el que supuso la invención de la imprenta (Ballano & Muñoz, 2010).Si bien las prácticas de lectura y escritura digital no sustituirán la lectura analógica, suponen una ampliación de las posibilidades expresivas, de destrezas y de conocimientos, lo cual presupone una ampliación del concepto de alfabetización a los estudios sobre la literacidad (Cassany, 2002).En este contexto el hipertexto, caracterizado por ser multimodal, por la inmediatez en el acceso, y por la alteración de las convenciones de escritura, tiene el potencial para afectar algunas de las prácticas más tradicionales de la academia, y se configura como fenómeno que invita a la investigación sobre las formas de leer y hacer uso de la información en los formatos impresos y digitales en la universidad. Para Burbules (1998), uno de los retos que enfrenta la lectura digital frente a la de formato impreso es que mientras esta última se rige por una estructura lineal y jerárquica de la información, la escritura hipertextual responde más bien a una estructura ¿rizomática¿ , en la cual las ideas se relacionan por yuxtaposición, más que por jerarquías de importancia. Esto supone para los lectores unos niveles de atención sostenida mucho más exigentes y un mayor desarrollo de su capacidad para procesar varios textos paralelamente, así como para seleccionar, evaluar, interpretar y hacer uso de la información y transformarla en conocimiento.Según Rowlands y Nicholas, 2008, (en Cabra Torres, Marciales Vivas, Gualteros, & Mancipe, 2011) al igual que Goldsborough (2000, cit. por Liu, 2003), los lectores jóvenes recorren superficialmente las páginas online, saltan de una a otra, dedican poco tiempo a leer y asimilar la información y tienen dificultades para hacer juicios sobre el contenido de las páginas que leen; tales comportamientos parecerían sugerir la transición de una lectura profunda a una lectura superficial.En cuanto a la relación posible entre el tipo de soporte de lectura (impreso o digital) y los logros de aprendizaje, hasta ahora los resultados resultan contradictorios. Mientras algunas investigaciones (por ejemplo, Rouet et al., 2003, cit. en Eshet-Alkalai, 2007) encontraron bajos niveles de comprensión en grupos de estudiantes que aprendieron a partir de textos digitales, otras (Chang y Ley, 2006, cit. en Eshet-Alkalai, 2007) reportaron mejores logros de aprendizaje en aquellos que lo hicieron en textos impresos. Tanto los aportes conceptuales como los hallazgos de la investigación llevan a concluir: primero, que todavía hace falta investigar con más profundidad los efectos que tiene el paso del soporte impreso al soporte digital sobre la lectura; segundo, que a pesar de las diferencias, algunos procesos lectores son transversales para los dos formatos; y finalmente, que esta transición no estará exenta de obstáculos relacionados no sólo con el dominio de la tecnología, sino con las capacidades de los lectores.Teniendo en cuenta lo anterior la pregunta que se plantea es ¿Cuáles son las características de las prácticas de lectura de formatos digitales en estudiantes de primer año de pregrado de Carreras en ciencias sociales y humanas?