Paradigmas de la violencia: una lectura filosófica en torno a la tortura y la violencia sexual en Colombia

Proyecto: Investigación

Detalles del proyecto

Descripción

Teniendo en cuenta lo planteado en el Informe Final de la Comisión de la Verdad (CEV 2022), y una lectura fenomenológica de este, el punto de partida de la presente investigación es la siguiente pregunta: ¿En qué sentido la violencia sexual y la tortura ponen en cuestión el vínculo ontológico que existe entre la persona y su propio cuerpo, el cuerpo vivo? Con base en la perspectiva de Jean Améry (2001), que en su ensayo sobre la tortura compara este tipo específico de violencia con la violación sexual, equiparación que también se da eventualmente en el Informe Final que ve la violencia sexual como una forma de tortura, una posible respuesta a esta pregunta tiene que ver con la noción fenomenológica de ¿mundo¿: estas formas de violencia se caracterizan por ser, en alguna medida, prácticas de aniquilación del otro y de destitución de su mundo que pasan por una disociación o ruptura del vínculo que existe entre la persona y su propio cuerpo. En efecto, según se explica en el Informe Final (CEV 2022a), tanto la tortura como la violencia sexual son formas de violencia que afectan gravemente a la integridad personal, y que pasan por la instrumentalización de la persona y la obliteración de su dignidad. En este sentido, la tortura y la violencia sexual serían formas paradigmáticas de violencia que generan una pérdida radical de confianza en el mundo en cuanto que la persona es ¿usada¿ como instrumento contra sí misma. Para explicar este punto cabe referir a la perspectiva socrático-platónica esbozada en el Gorgias, retomada indirectamente por Arendt en sus reflexiones sobre la responsabilidad personal en una dictadura, sobre el tipo de daño que se da cuando se comete una injusticia: el que comete una injusticia es obligado a convivir perennemente con una suerte de criminal-interior y, así lleva la enemistad en el alma, no puede encontrar paz consigo mismo. Y en un sentido análogo, el que es sometido a la violencia sexual o a la tortura es obligado a convivir en cierto sentido con el enemigo, con el perpetrador de la violencia: estas formas de violencia se caracterizan porque indirectamente obligan a la persona a ser cómplice de la injusticia contra sí misma, toda vez que pasan por una instrumentalización del propio cuerpo. Y de esta manera la violencia pone en cuestión la posibilidad misma de gobierno de sí, la posibilidad de actuar, que es condición fundamental para poder sentirse en el mundo como como horizonte de posibilidades, como apertura al futuro. De acuerdo con esto, pues, la lectura filosófica que se propone sobre la violencia sexual y la tortura contribuiría a la comprensión profunda del impacto de la violencia en las víctimas del conflicto. Cabe aclarar que hemos querido mantener la distinción entre las dos categorías propuestas, a saber, violencia sexual y tortura, a pesar de su vínculo, pues en lo que concierne a la violencia sexual nos centraremos específicamente en la que se comete contra los cuerpos de las mujeres y las niñas, dentro del marco más amplio de violencias de género.
EstadoActivo
Fecha de inicio/Fecha fin31/10/2331/10/25

Financiación de proyectos

  • Interna
  • PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA