Detalles del proyecto
Descripción
Ámbito de investigación La Sabana de Bogotá es una región que pasó de ser agrícola a agroindustrial a finales de los 60s, con la instalación de cultivos industriales de flores y la respectiva conversión de la mayoría de su población campesina en asalariada. El sector floricultor representa alrededor del 20% de los productos de exportación nacional (Corporación Cáctus, 2011). Es sector feminizado, altamente precarizado -sobre todo, desde el primer gobierno de Uribe en 2002 (Vargas, 2019). También se conoce por sus nefastos efectos ambientales (degradación de suelos y fuentes hídricas) y de salud laboral (por ejemplo, toxicidad en los propios cuerpos de las trabajadoras). (Veloza, Lara y Flórez, 2015; Hernández, Flórez, Morales, en prensa). A la par que se consolidó el sector floricultor, también se articularon luchas regionales en las que convergen sindicatos, organizaciones juveniles, agroecológicas, culturales y de mujeres populares (Red Popular de Mujeres de la Sabana, 2019). En este contexto, surgió hace alrededor de 12 años la Asociación Herrera, conformada por hijas de trabajadoras. Una de sus líneas de trabajo es la formación pedagógica inspirada, por un lado, en los procesos de alfabetización crítica de la Educación popular que Paulo Freire propuso durante las décadas de 1970 y 1980 y, por otro, en los debates sobre trabajo y comunes del Feminismo comunitario (Cusicanqui, Gutiérrez, Mina, Tzul, entre otras) de la última década. Bajo esta línea, se han desarrollado nueve ediciones de escuelas de educación no formal dirigidas, principalmente, a mujeres y, más recientemente, a niños y niñas. En todos los temas tratados (feminismo, agroecología, TIC o economías vivas, educación ambiental, entre otros) el arte y los oficios son un componente transversal que deriva en artefactos. De esas nueve ediciones, el Instituto Pensar ha acompañado cuatro; algunas veces, en sinergia con otras unidades académicas: Facultad de Psicología, Facultad de Comunicación y Lenguaje, Facultad de Estudios Rurales y Ambientales y el Instituto de Salud Pública. Esta investigación se inscribe en la última escuela diseñada en torno a la justicia climática, bajo el título Escuela itinerante ambiental, popular y campesina, y cuyo artefacto sería el cuarto número de la Revista Madre Tierra, enteramente escrita por quienes participan en la escuela. Problema de investigación En esta última edición de la escuela funcionaría bajo el mismo esquema de las anteriores, tomando referentes tanto de la Educación popular y su alfabetización crítica (en este caso, alfabetización ambiental), como del Feminismo comunitario y su debate sobre los comunes (en este caso, el cuidado de los comunes ambientales). La diferencia de esta escuela con respecto a las anteriores es que convoca simultáneamente a tres tipos de poblaciones. Además de los dos grupos poblacionales ya mencionados (mujeres y niñas/niños), a jóvenes. Se busca un espacio pedagógico intergeneracional para fortalecer la articulación con jóvenes del municipio; especialmente con quienes participaron en el Paro Nacional del 2021 y han manifestado la necesidad de unirse a, o de formar organizaciones colectivas. La escritura asociada a una pedagogía intergeneracional que se plasma en la producción de la revista recoge la experiencia de la escritura de las ediciones anteriores, pero también trae nuevos desafíos. Las primeras tres ediciones de la revista fueron producidas por niños y niñas. El propósito fue una producción escritural y artística capaz de salirse del adultocentrismo. En el último número, sin embargo, esta voz se perdió en la medida que estuvo ¿para decirlo en términos de Bruno Latour (2001)¿ más mediada por la voz de las profesoras de la escuela, corriendo incluso el riesgo de caer en una traducción violenta. La edición del cuarto número de la revista enfrenta entonces, el doble reto, por un lado, de recuperar la voz de niños y niñas y, por otro, de generar un ejercicio de escritura intergeneracional. Propósito de la investigación Para afrontar ambos retos no basta la experiencia pedagógica de la Asociación. Hasta ahora se ha usado como método de investigación la sistematización de los procesos de alfabetización crítica. Pero este método no ofrece elementos para reconocer las condiciones de posibilidad de la escritura creativa. Lo mismo sucede con los feminismos comunitarios cuyo foco es la identificación de los comunes ambientales y sus cuidados. Además, ninguna de las dos corrientes contempla la escritura involucrada en la producción de artefactos culturales (en este caso, la revista). De ahí la necesidad de ampliar el estudio del proceso escritural que genera el Aula Ambiental. Para avanzar en esa dirección, nos acercamos a los Nuevos Estudios de Literacidad (NEL, en adelante). Nuestro punto de partida es que este campo brinda elementos de investigación puntuales para analizar tanto los procesos mediante los cuales la escritura podría derivar en un asunto colectivo e intergeneracional, como la producción de la revista en tanto artefacto. Puntualmente, el objetivo de la investigación es estudiar las prácticas de literacidad de la cuarta edición de la Revista Madre Tierra a partir de los Nuevos Estudios de Literacidad. Referentes teóricos Literacidad, más allá de las habilidades Convencionalmente, desde los campos de la lingüística y de la pedagogía la literacy ha sido entendida, por autores como Goody y Watt (1968), como un conjunto de habilidades transferibles que las personas deberían poseer para demostrar un desarrollo cognitivo y una participación social satisfactoria. Bajo esta perspectiva las investigaciones han estado enfocadas en estudiar las habilidades en contextos de enseñanza y aprendizaje de la educación formal. A mediados de los 80s, se produce un punto de inflexión cuando el antropólogo inglés Brian Street propone que no es suficiente entender la literacidad como habilidad y, como alternativa, la conceptualiza en términos de práctica social lo que permite relacionar la lectura y la escritura con la estructura social en las que se insertan y de la que toman determinadas formas; de tal manera que, la práctica de literacidad es entendida en el sentido más simple como lo que la gente hace con lo que lee y con lo que escribe (Street, 1995; 2000). Con lo anterior también se comprende que las prácticas de literacidad están reguladas por reglas sociales que definen el uso y la distribución de los textos que surgen de estas prácticas, prescribiendo quién puede producirlos y tener acceso a ellos. Es esta perspectiva ideológica sobre la literacidad lo que dio paso a la corriente de los NEL. Una consecuencia de este posicionamiento fue ampliar el escenario de investigaciones sobre la lectura y la escritura. Mientras que los estudios de literacidad como habilidad se centran en contextos pedagógicos tanto de educación formal como informal, los NEL apuntan a reconocer las prácticas de literacidad en la diversidad de comunidades más allá de las académicas. En el ya clásico estudio de Barton y Hamilton (1998) se resumen en seis proposiciones la naturaleza de los NEL:1. La literacidad se entiende mejor como un conjunto de prácticas sociales; estas pueden inferirse de eventos que están mediados por textos escritos. 2. Hay diferentes literalidades asociadas con diferentes dominios de la vida. 3. Las prácticas de literacidad están modeladas por las instituciones sociales y las relaciones de poder, y algunas literacidades son más dominantes, visibles e influyentes que otras. 4. Las prácticas de literacidad tienen un propósito y están integradas en metas sociales y prácticas culturales más amplias. 5. La literacidad se sitúa históricamente. 6. Las prácticas de literacidad cambian y con frecuencia se adquieren otras nuevas a través de procesos de aprendizaje informal y de construcción de sentidos. Por lo anterior, hacer uso en esta investigación de la perspectiva de los NEL tiene sentido para relacionar tres aspectos centrales de las prácticas de literacidad: los eventos, las prácticas y los textos; nociones que serán claves para investigar los procesos de lectura y escritura en el Aula Ambiental y la Revista Madre Tierra como artefacto. La primera noción fue introducida por Heath y remite a las ocasiones en las que el lenguaje escrito es parte integral de la naturaleza de las interacciones de los participantes y sus procesos y estrategias interpretativos (1982). Por su parte, Barton define estos eventos como todo tipo de ocasiones en la vida cotidiana donde la palabra escrita tiene un papel (2007). Ambos autores definen los eventos de literacidad como 'ocasiones' y, por lo tanto, como unidades que pueden observarse y describirse en tanto ocurren en tiempos y lugares específicos. En el estudio que proponemos se considerarán los eventos de literacidad que transcurren alrededor de la elaboración de la Revista Madre Tierra por quienes participan en la Escuela Ambiental. Como localizar y describir eventos de literacidad no es suficiente para comprender lo que sucede cuando las personas se dedican a leer y a escribir, surge la necesidad del segundo referente. Las prácticas de literacidad se refieren a los patrones comunes de eventos, sus similitudes y diferencias, así como las actitudes y valores de las personas hacia estos eventos. Todos estos factores son elementos constitutivos de las prácticas de literacidad (Street, 1993). Analíticamente, este concepto ofrece los medios para llegar a generalizaciones y abstracciones sobre los diversos usos de la literacidad, así como para localizar vínculos entre las actividades de lectura y escritura y las estructuras sociales en las que están incrustadas y a las que ayudan a formar (Barton y Hamilton, 2000). Además, dado que diferentes eventos de literacidad conducen a una variedad de prácticas de literacidad, no parece apropiado hablar de literacidad en forma singular. En cambio, sí de literacidades, término que a menudo se utiliza para denotar los
Estado | Finalizado |
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Fecha de inicio/Fecha fin | 23/11/22 → 22/05/24 |
Financiación de proyectos
- Interna
- PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA