Detalles del proyecto
Descripción
En 1916 Miguel Santiago Valencia y Abelardo Arboleda fundaron la Revista Cromos, la revista de mayor continuidad en su publicación hasta el momento en América Latina. En su primer número la revista se propone el objetivo de ¿registrar el movimiento literario, artístico, social y político de la nación colombiana¿ (Revista Cromos, 1916). A pesar de que la revista, semanal e ilustrada, no se define como una publicación exclusivamente para mujeres, desde su primer anuncio a los suscriptores, propone que será: ¿de obligada lectura para las mujeres¿ (Revista Cromos, 1916). De esta manera, se declara como un medio que registrará el movimiento de la nación, incluyendo claramente a las mujeres, en particular a aquellas de las clases medias y altas, dentro de él. Este proyecto de investigación, aborda el examen y análisis de la Revista Cromos como un medio para explorar los discursos y representaciones que se dieron sobre las mujeres en el periodo comprendido entre 1916 y 1945. Nuestra pregunta de investigación se sitúa en un campo inter y transdisciplinar que nos permite articular esfuerzos investigativos entre los estudios culturales y la historia, para explorar las formas como las representaciones y discursos sobre las mujeres han sido construidos y difundidos en el país. La Revista Cromos es elegida para esta tarea, pues por sus características puede ser pensada claramente como un medio de difusión de los valores, discursos y representaciones de la época. El lapso de tiempo comprendido entre 1916 y 1945 en el que centraremos nuestro análisis, es un momento de fuertes transformaciones en Colombia. En 1916, año de creación de la revista, el país se encuentra en plena hegemonía conservadora, esta se mantendrá hasta 1930, año en que se inicia el gobierno liberal de Enrique Olaya Herrera dando apertura a un periodo denominado La Republica Liberal, que se extenderá hasta 1946. El intervalo definido para nuestra exploración, permite abordar los discursos y propuestas que se despliegan en la publicación durante quince años de hegemonía conservadora, así como el posterior paso de la nación hacia políticas de corte liberal que implicaran el fortalecimiento de propuestas tendientes al mejoramiento de las condiciones de las mujeres. Estas políticas deben a su vez ser enmarcadas en un hecho de gran significación en el momento: la paulatina inserción de las mujeres a espacios de trabajo fuera del hogar, dentro de la creciente industrialización del país, que se da a inicios del siglo veinte. Resulta claro que la necesidad que la naciente industria tenía de la mano de obra femenina ayudo a transformar las representaciones sobre las mujeres y sobre su rol dentro de la sociedad. La incorporación de labores femeninas dentro de industrias de diverso tipo, da lugar a una apertura de nuevos espacios sociales que se acompañan de discursos que comienzan a romper tímidamente con las representaciones que hasta el momento se tenía sobre el género femenino. Buena parte de esta transformación obedece al interés del Estado y en particular del Partido Liberal para mantener y aumentar la incorporación de la mano de obra femenina, al proceso de industrialización nacional (Pardo Pedraza, 2011). Es posible plantear entonces el periodo que exploramos, como un momento que define un hito de emergencia en una nueva manera de definir a las mujeres y entender lo femenino en el país. Nuestras preguntas en este proyecto buscaran comprender: ¿Cómo se mostró en la revista este proceso?, ¿desde qué lugares se promovieron estos cambios? Y finalmente, ¿qué significaciones, discursos y representaciones en disputa (sobre lo femenino), se dieron en este momento? Género, discurso e imágenes En concordancia como lo que hemos venido discutiendo, en palabras de Joan Scott (2009), lo femenino está siempre definido por sentidos culturales ubicables en sociedades específicas. Zandra Pedraza (2011), afirma en este sentido que los medios de comunicación incluyendo las revistas, se constituyeron en difusores de discursos que promovían un ideal de salud indispensable para el progreso y la civilización en la primera mitad del siglo XX. Esto hizo que pautas de comportamiento tradicionales se modificaran, y se impusiera una homogenización de origen capitalista en los ideales corporales y en los modos de vestir, que permitieron nuevas formas de diferenciación social desde el consumo (Cabra, 2014). Podemos pensar entonces, que los significados y representaciones sociales que se atribuyen tanto a hombres como a mujeres no son el resultado de unas imposiciones biologicas, sino por el contrario son un producto social, cultural e historico, es decir una construccion discursiva socio cultural (Viveros, 2004). Los modos de representar a las mujeres se enmarcan así, en momentos contextuales y discursivos que definen las luchas que puedan darse en torno a ellos (Pardo Pedraza, 2011). En esta línea de ideas, desde la discusión feminista el concepto de género ha sido utilizado para referirse a la construcción cultural que se hace de las diferencias biológicas entre los sexos1. Los trabajos feministas sobre el género han defendido que la masculinidad y la feminidad son construcciones culturales, con lo que las adscripciones que se asocian a los hombres y a las mujeres están abiertas al cambio y a la transformación (Payne, 2002). Estas propuestas se nutren claramente del giro y la aparición y conceptualización del problema del discurso en las ciencias sociales, hecho se relaciona en buena medida, con muchas de las discusiones que se dan en la obra de Michel Foucault. En estas, el discurso es un concepto que conecta el lenguaje y la práctica, para superar la distinción tradicional entre lo que uno dice (lenguaje) y lo que uno hace (práctica). El discurso, construye el tópico, define y produce los objetos de nuestro conocimiento, gobierna el modo como se puede hablar y razonar (Hall, 2010). En relación con las imágenes y la moda, también el giro cultural de la década de los 80 aporta al estudio de las imágenes una reflexión sobre la forma como éstas son atravesadas por relaciones complejas de poder, de forma que el análisis de las imágenes se comienza a apoyar en nociones tales como discurso, estructura e ideología (Hall, 1997). Las imágenes no son ya comprendidas como copia e imitación de algo, sino como productoras de sentido y en esa medida como parte de la arena de la lucha política. Aunque considerados como dos ámbitos separados e irreductibles entre sí, el discurso y la imagen no sólo se complementan, sino que dan forma al a priori histórico en el que es posible decir algo. Un a priori construido por relaciones de poder (Amar, 2015) Si el poder articula lo que se ve y lo que se dice, debemos atender cómo opera también en el campo de la visibilidad, cómo produce visibilidad y regímenes de veridicción. En este sentido la comprensión de representación aquí, no remite al calco simple de lo representado, sino que contiene las virtudes, fuerza latente o manifiesta, para que quienes miran dicha representación se re-miren y produzcan en el efecto y sentido de su representación (Marin, 1999) Nicholas Mirzoeff cuyas antologías constituyen una introducción en la materia de los estudios visuales, concibe estos en términos de análisis del mensaje de los artefactos visuales, estando interesado por encima de todo en las funciones culturales y políticas de las imágenes en situaciones sociales (Moxey, 2009). En esta línea de ideas la representación sería un proceso de construcción de sentido, en donde intervienen y se unen al menos dos sistemas: por un lado, el sistema de conceptos de nuestro pensamiento y por el otro, el sistema de representación ¿ lenguaje, el sistema escrito, oral, imágenes visuales, los gestos faciales, la moda, luces de tráfico, música, etc (Hall, 2010). Nuestro trabajo busca hacer un análisis para comprender las formas como las mujeres y en general el género femenino es (re)construido y representado en la Revista Cromos entre 1916 y 1945, explorando la relación de estas construcciones, con instancias culturales más amplias en las que se juega el carácter de la época. Keneth Gergen (1996), propone que se hace tipo de análisis para dar cuenta de las versiones que son compartidas por la cultura y que además son frecuentemente usadas, fácilmente identificadas y altamente funcionales. Buscamos por tanto argumentar que entre 1916 y 1945 la representación sobre las mujeres se transformó fuertemente y que esta transformación, se vincula a nuevos estilos de vida que se promueven en el país durante este periodo.
Estado | Finalizado |
---|---|
Fecha de inicio/Fecha fin | 03/05/20 → 05/05/24 |
Financiación de proyectos
- Interna
- PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA