La heterogeneidad del sujeto migrante haitiano

Proyecto: Investigación

Detalles del proyecto

Descripción

Hoy en día la migración haitiana constituye un problema de primer orden para casi todos los gobiernos y Estados del continente americano, sea como territorios de tránsito o de llegada. Después del terremoto que sacudió Haití el 12 de enero de 2010, un número cada vez más significativo de haitianos vienen migrando a Sud América, en particular a Brasil, Chile y Ecuador en busca de mejores condiciones de vida y de esperanza (Louidor 2011 y 2012). Desde aproximadamente dos años (debido a la crisis política en Brasil y a la falta de empleo en los sectores en que se desempeñan, principalmente en la construcción), vienen realizando trayectorias desde Brasil hacia Estados Unidos, recorriendo el continente americano de Sur a Norte pasando por Ecuador, Colombia, Panamá, Nicaragua, El Salvador, México, entre otros, para intentar llegar a los Estados Unidos (Instituto Pensar, CODHES y Pastoral Social-Cáritas Colombiana, 2016b). En esas largas trayectorias se ven expuestos a abusos y violaciones de sus derechos humanos, a la falta de protección internacional en su tránsito, a la vulnerabilidad ante grupos delincuenciales, redes criminales de tráfico de migrantes y narcotráfico, actores armados al margen de la ley, y a peligrosos de la naturaleza (mar peligroso, animales salvajes, ríos, etc.). La mayoría de los que logran llegar al territorio estadunidense tras el periplo no califican para el estatuto de refugiados y están siendo deportados hacia Haití. ¿Cómo comprender de manera profunda la migración haitiana y, en concreto, al sujeto migrante haitiano , más allá de las informaciones parciales, incompletas y ¿muchas veces- sesgadas y llenas de estereotipos (abiertamente racistas en algunos casos), que arrojan artículos y noticias de actualidad de la prensa, documentales realizados por medios de comunicación, informes y denuncias de organizaciones no gubernamentales (nacionales e internacionales), así como llamamientos de organismos supranacionales (UNASUR, OEA, ONU) a los Estados para proteger a los migrantes haitianos, comunicados oficiales de gobiernos, diagnósticos exploratorios y puntuales de universidades y agencias intergubernamentales (OIM) y trabajos de grados de estudiantes? Este proyecto de investigación busca construir una visión histórico-estructural de la migración haitiana con miras a aprehender la historicidad y complejidad de ésta y, desde allí, proponer lecturas críticas y creativas de los actuales contextos, coyunturas y acontecimientos (relacionados con ella), que cada vez más adquieren una dimensión continental y ante los cuales el derecho internacional, los gobiernos y organismos supranacionales del continente no tienen una respuesta clara y distinta. ¿Se puede ¿gobernar¿ o ¿gestionar¿ la migración (por ejemplo, la migración haitiana) o por lo menos abordar y enfrentar algunos problemas derivados de ella, sin tener una comprensión más o menos completa y correcta de los factores históricos y estructurales que la producen? Evidentemente, una buena gobernanza de la migración supone una correcta comprensión de sus causas, factores y dinámicas; lo que exige a su vez una sólida investigación. La actual migración haitiana es un ejemplo claro de la dificultad de comprender y gobernar la compleja realidad de las migraciones en la era de la globalización (Sassen 1996, 2003, 2007 y 2013; Vidal López 2008), caracterizada por la compresión espacio-temporal (las distancias espaciales y temporales se acortan, gracias a los progresos científicos y técnicos). Este proyecto de investigación se enfoca en estudiar la historicidad y complejidad de la migración haitiana, tratando de comprender la heterogeneidad del sujeto migrante haitiano (fruto de diferentes procesos y distintas construcciones), desde el análisis comparativo de tres figuras (entre otras) que se han construido en la historia de la migración haitiana: el bracero, el exiliado y el migrante humanitario. Estas 3 figuras planteadas como matrices de interpretación corresponden a tres grandes momentos y ¿olas¿ de la migración haitiana en los siglos XX y XXI; asimismo, responden a tres contextos históricos a nivel nacional, regional (principalmente en el Caribe) e internacional, y a tres construcciones políticas y jurídicas del sujeto migrante haitiano. Las tres figuras han tenido distintos resultados en términos de (no) integración en las sociedades de llegada. Esta estrategia investigativa, consistente en reconstruir tres figuras del sujeto migrante haitiano para ¿de allí- problematizar y complejizar la migración haitiana, permitirá mostrar de manera articulada ciertas construcciones políticas y jurídicas contingentes de las que los sujetos migrantes haitianos han sido objeto (desde un enfoque histórico-estructural), así como los repertorios de acción que éstos han desplegado a nivel personal y colectivo (desde un enfoque filosófico-hermenéutico) para autoconstruirse como sujetos constructores de sentidos y en resistencia desarticulando las construcciones político-jurídicas y re-articulando sus proyectos de vida en un proceso dinámico y creativo. El bracero es la figura del trabajador haitiano que fue contratado en República Dominicana por propietarios de ingenios azucareros (mayoritariamente estadunidenses hasta la década de los 50 ) desde finales de la segunda década del siglo XX hasta finales de la década de los 80 aproximadamente (luego de la crisis del precio del azúcar de caña, sustituido por la remolacha, en el mercado internacional) . El bracero haitiano es una figura que el ocupante Estados Unidos creó, con base en el acuerdo pactado entre los dos Estados dominicano y haitiano (ocupados militarmente) y los propietarios de los ingenios azucareros (capitalistas estadunidenses), para trasladar mano de obra haitiana desde la parte occidental de la isla hacia las plantaciones de caña en la parte oriental de dicha isla. A diferencia de la tradicional figura del jornalero, si bien los braceros eran también trabajadores del campo y cobraban por la cantidad de cañas cortadas; sin embargo, fueron llevados de Haití a República Dominicana ¿¿ a veces llevados por la fuerza, otras veces convencidos con falsas promesas¿¿, vivían en ¿condiciones atroces en los barracones de los ¿bateyes¿ o pequeñas aldeas dentro de las plantaciones azucareras¿ (Wooding y Moseley-Williams 2004, p.14). Los braceros eran extranjeros (haitianos) y, por lo tanto, ¿terminada la cosecha eran retornados a Haití¿ (Wooding y Moseley-Williams 2004, p.14); sin embargo, varios de ellos lograron quedarse en los bateyes y formar familias allí incluso con parejas de nacionalidad dominicana. Esta figura de bracero continuó hasta la década de los 80, incluso bajo la llamada Era de Rafael Trujillo (1930-1960) y luego de su sucesor Joaquín Balaguer (1960-1996) que siguieron utilizando los mismos contratos bilaterales (con leves cambios) con sus homólogos haitianos. En síntesis, el bracero haitiano fue construido por Estados Unidos, con la anuencia de los dos Estados ocupados militarmente y luego gobernados por dictadores (pro-estadunidenses), en el marco de la expansión del capitalismo estadunidense y en el contexto de la Guerra fría en la región de América Latina y del Caribe. Sin embargo, gran parte de los hijos (nietos, bisnietos y tataranietos) de braceros haitianos que nacieron en República Dominicana e hicieron sus vidas en este país aún no han logrado su inclusión en el país que los vio nacer. Empero, desde 2013, el Tribunal Constitucional Dominicano ratificó en una sentencia abiertamente anti-haitiana la resolución de desnacionalizar a los dominicanos cuyos padres o abuelos fueron migrantes indocumentados y, por lo tanto, considerados como extranjeros en tránsito; por lo que, por un efecto retroactivo, los descendientes de dichos migrantes (aunque nacieron en el territorio dominicano) pierden su nacionalidad y se ven relegados a la apatridia. Decenas de miles de dominicanos de origen haitiano siguen siendo apátridas; pero vienen luchando desde todos los frentes (jurídico, político, ciudadano, mediático, virtual) a nivel nacional e internacional contra el Estado dominicano para recuperar su derecho a la nacionalidad. La segunda figura del sujeto migrante haitiano es el exiliado haitiano, quien generalmente fue un intelectual, un profesor universitario, un opositor político, un artista, perseguido por los dictadores Duvalier (1957-1986) y obligado a buscar asilo político principalmente en los siguientes países: Estados Unidos, Canadá (Quebec), las Islas del Caribe, América Latina (México y Venezuela), Europa (Francia) y África. El exiliado haitiano fue construido en la época de la Guerra Fría que vio nacer en el continente americano muchas dictaduras, fuertemente apoyadas por Estados Unidos e investidas de la misión de contrarrestar ¿a como diera lugar- el comunismo y la expansión de la revolución cubana de 1959 declarada ¿castrista-comunista¿. El lugar emblemático que acogía a los exiliados haitianos era Quebec, donde gran parte de ellos fueron invitados a trabajar como profesores universitarios y profesionales de la salud. Bajo la figura del exiliado, ampliamente tipificada y regulada por la Convención de las Naciones Unidas sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951 y reconocida en la Charte canadienne des Droits et des Libertés, Canadá ¿en concreto, Quebec- regularizó la situación de miles de exiliados haitianos, quienes pudieron no sólo regularizar su situación migratoria y la de sus familias, sino también obtener la nacionalidad canadiense y ocupar funciones muy importantes en este país; por ejemplo, una exiliada haitiana fue nombrada gobernadora de Canadá y otro exiliado es actualmente miembro de la Academia Francesa con sede en París, Francia. Además de la aplicación del derecho internacional del refugio a favor del exiliado haitiano, Canadá lanzó en un periodo de 10 años (de 1967 a 1977) la estrategia ¿Opération mon pays¿ , con el objetivo de regularizar la situa
EstadoFinalizado
Fecha de inicio/Fecha fin14/12/1613/06/18

Financiación de proyectos

  • Interna
  • PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA