La Constitución Dogmática Dei Verbum, No. 2 del Concilio Vaticano II, actualizó un criterio fundante para Iglesia: la Revelación acontece en hechos y palabras intrínsecamente relacionados. Por lo tanto, la oración, el estudio y la investigación de la Sagrada Escritura, presta particular atención a este horizonte histórico de la revelación, del cual hacen parte las narrativas y los relatos de las comunidades creyentes cuando se confrontan con la Palabra, en el campo o en la ciudad. En sus contextos, en verdad diferentes a los ámbitos originales de los textos bíblicos, las comunidades dan un nuevo significado a la Biblia, amplían la comprensión de la Revelación, a través de procesos de interpretación.El estudio académico de estos procesos de interpretación de los textos bíblicos, en los cuales nacen nuevas narrativas, tiene presente varios elementos contextuales. Las décadas de los años 1960 y 1970 fueron la cuna, para los diversos continentes, de nuevos procesos intelectuales y académicos, socio-culturales, políticos, religiosos, económicos y tecnológicos. Baste mencionar para América Latina y el Caribe, los gobiernos militares en algunos países, el deseo de afirmar las democracias en otros; las acciones de grupos civiles armados en la lucha por los derechos de los más pobres; sacerdotes, religiosos y religiosas vinculados a las acciones sociales en los cinturores de miseria de las ciudades y en aldeas pobres de los campos. Las revueltas estudiantiles en ciudades centrales, el cambio del proceso enseñanza aprendizaje en las Universidades; el fortalecimiento de nuevos movimientos teológicos en el continente, la teología latinoamericana, la teología de la liberación; la influencia de la primavera europea de mayo de 1968; la aplicación del Concilio Vaticano II en América, la celebración de la II Conferencia General del episcopado latinoamericano (1968) en la ciudad de Medellín, el surgimiento de las comunidades eclesiales de base en varias iglesias del continente, como un aire nuevo y renovador de la Iglesia. Y la enumeración podría seguir.Respecto a la hermenéutica bíblica, se combinaron, al menos dos elementos, la nueva realidad creadora de interrogantes en muchos campos de acción para las personas y las comunidades creyentes, y en segundo lugar, la apropiación de los avances hermenéuticos, como los conseguidos durante el siglo XX en el hemisferio septentrional por pensadores como Hans-Georg Gadamer y Paul Ricoeur, entre otros. En concreto varios argumentos teóricos y metodológicos aportados por esta nueva comprensión de la hermenéutica, fueron objeto de discusión para corrientes teológicas del contexto latinoamericano como la teología de la liberación y la teología del pueblo, las cuales subrayan la importancia de los contextos para la interpretación actual del evangelio.Los vínculos con el territorio, la solidaridad entre quienes lo habitan y la atención a los grupos más vulnerables, son algunos de los referentes a través de los cuales las comunidades creyentes ven cómo Dios anima sus vidas a través de su Palabra, es decir, el texto en contexto. La Biblia contribuye así a transformar la vida de las personas en sus ámbitos vitales.Esta dinámica vivificante y comunitaria ha sido objeto de reflexión en América Latina por parte de biblistas como José Severino Croatto, Carlos Mesters, Milton Schwantes, Pablo Richard, Francisco Orofino, Nancy Cardoso, Silvia Regina de Lima y Elsa Támez, entre otros autores . Las reflexiones de estas y estos biblistas, ligados a lectura y la interpretación hechas por diversas comunidades eclesiales de base (CEBs), permiten hablar hoy con propiedad de una HBL.Y esta nueva manera de interpretar la Biblia, atentos a los signos de los tiempos y a los contextos propios, en ambientes eclesiales populares en América Latina, también llegó con fuerza e identidad a Colombia. Algunos teólogos y biblistas populares han hecho aportes significativos a la HBL en Colombia a partir de su experiencia con comunidades lectoras de la Biblia. Estos pioneros han abierto nuevos caminos en la interpretación bíblica ; pero, por diversas circunstancias, sus aportes, sus comprensiones, su manera de proceder y sus metodologías son poco conocidos en el ámbito académico de la teología y de los estudios bíblicos. La reflexión académica y universitaria sobre la HBL en Colombia, necesita conocer estas metodologías emergentes, la experiencia vital, la praxis comunitaria y la producción académica de estos autores. El reconocimiento de esta hermenéutica enriquece la academia bíblica y teológica, pero, a la vez, crea conciencia en personas y comunidades para seguir los itinerarios y, en particular, asumir tareas en orden a la transformación social desde una renovada y comprometida lectura popular y a la interpretación de la vida a la luz de la Palabra. Queremos recoger las metodologías empleadas, en su ejercicio hermenéutico, por Neftalí Vélez, S.J; Gonzalo de La Torre, C.M.F.; Carmiña Navia, I.J.; Mario Peresson, sdb. Esta investigación, con docentes de los grupos Didaskalia y Academia, centra la atención en el trabajo comunitario y la producción académica de cuatro biblistas populares colombianos, quienes desde sus contextos específicos han contribuido al desarrollo de la HBL en diversas regiones del país. Con base en este contexto la pregunta orientadora de la investigación es: ¿Cuáles son los aportes metodológicos de estos cuatro colombianos teólogos y biblistas pioneros, a la Hermenéutica Bíblica Latinoamericana?