Detalles del proyecto
Descripción
Johannes Eckhart (1260-1338), conocido comúnmente como Meister Heckhart, o Maestro Eckhart, es una de las figuras más representativas de la mística renana junto con sus discípulos Juan Tauler y Heinrich Seuse. Su pensamiento desafió abiertamente las convenciones sociales, políticas y religiosas de su tiempo. Cuestionó las suposiciones clasistas, dualistas y aristocráticas sobre el ser humano desde una concepción muy religiosa y muy bíblica en la que la unidad del ser humano, su integridad e integralidad, prevalecía frente a otras consideraciones de índole ideológica o económica. Al decir de E. Fromm, ¿Eckhart describió y analizó la diferencia entre los modos de la existencia, de tener y de ser con una penetración y claridad no superada por ningún maestro¿ . Este aporte es más notorio en sus obras en lengua vernácula (alemán) que en latín. Entre sus obras más representativas encontramos en latín las Qæstiones parisienses (1300-1303) y el Opus tripartitum (1314), que fueron escritas para los frailes y otros estudiosos que acudían a sus lecciones. El maestro también escribió en lengua vernácula ¿el alemán- para el pueblo que asistía a sus sermones los Sermones y los Tractates y el Libro del consuelo divino. Más allá de la diferencia de lengua y de público que tiene sus importantes consecuencias, se puede notar también una diferencia de contenido y de orientación en las obras del maestro Eckhart. En lengua latina desarrolló tópicos de corte más académico relacionados con Dios, el alma y la creación. En alemán, en cambio, temas de estilo más pedagógico y pastoral, como la situación del ser humano en el mundo, el pecado y el sufrimiento como producto de la condición humana. En sus sermones y tratados, los tópicos más recurrentes son el desasimiento y la unión del hombre con Dios. El desasimiento se plantea a partir de dos temas básicos de la teología neotestamentaria: la kénosis y la obediencia. La kénosis, se asume desde el pensamiento paulino, como aniquilación de la voluntad humana para dar paso a la voluntad divina. En concomitancia, la obediencia se entiende como un abandono de las propias pretensiones mediante una dócil escucha de la voluntad divina (Mc 9,7) que abre al ser humano a la acción creadora y redentora de Dios en la encarnación. En consecuencia, kénosis y obediencia confluyen cuando el ser humano, por puro desasimiento de sí, deja que el amor de Dios penetre en su interior y le haga semejante a Él. Así la persona desasida es aquella que se desprende de su propio yo, obedece mediante la escucha y da paso a la voluntad de Dios. El maestro lo explica de la siguiente manera: En la verdadera obediencia no se ha de encontrar ningún «lo quiero así o asá» o «esto o aquello», sino tan sólo un perfecto desasimiento de lo tuyo. Y por lo tanto, en la mejor de las oraciones que el hombre sea capaz de rezar, no se debe decir ni «¡Dame esta virtud o este modo!», ni «¡Ah sí, Señor, dame a ti mismo o la vida eterna!», sino solamente: «¡Señor, no me des nada fuera de lo que tú quieras y haz, Señor, lo que quieres y como lo quieres de cualquier modo!» . La teología de la kénosis del maestro turingio sigue la enseñanza paulina en la que el despojo de sí o desasimiento se convierte en un obediente apego a la voluntad divina. Tiene especial relevancia el himno de la Carta a los Filipenses en la que Cristo se despoja de sí y se somete obedientemente a las condiciones del hombre justo (Flp 2,6-7). Este desasimiento no es producto de una voluntad o capricho puramente individual, sino que es la afirmación de la supremacía del amor y del conocimiento de Dios. Esto significa un retorno hacia el interior de la persona, para desprenderse de todo, sentidos, facultades e imágenes, y así estar libre y receptivo al amor gratuito de Dios. La kénosis es, en Eckhart, el vaciamiento de quien se niega a sí mismo y pone toda la confianza en Dios. La negación supone un itinerario espiritual en el que el ser humano asume entera libertad frente a deseos, conocimientos o posesiones como condición de humildad para hacer posible el camino hacia Dios. Humildad para reconocer que en su cuerpo está la presencia divina de un Dios que se entrega y que lo llama a asumir la condición de Hijo en un seguimiento que necesariamente pasa por la kénosis, por el camino de la cruz, por la renuncia al propio yo humano (Ich-bindung/Ichsucht). De ahí que la kénosis sea poco comprensible a la razón humana, puesto que entre más uno se reduzca a la nada más podrá reproducir los rasgos de Jesús en su vida. Para Eckhart, el ser humano es criatura que, en su condición terrena, se encuentra limitado y con una clara tendencia a equivocarse; además, constantemente está asediado por las tentaciones, lo que lo hace aún más vulnerable. Sin embargo, esta misma fragilidad radical, puede llegar a ser un punto de partida para el encuentro con su creador, puesto que la cuestión no está en la labilidad, sino en la libertad que el ser humano tiene para elegir el camino del bien. En este sentido, la `lucha contra las tentaciones¿ en el pensamiento de este gran maestro no se trata del control de la naturaleza humana, sino del dominio sobre las acciones humanas. Al decir de E. Fromm, ¿en el sistema ético de Eckhart, la virtud suprema es el estado de actividad interior productiva, y la premisa es superar todas las formas de estar atado al ego y a la codicia¿ . Para Eckhart la persona justa no solo procura el bien, sino que reconoce en sí misma la tendencia al mal y se retrae en una inacción positiva. Incluso si una persona en total libertad elige el pecado, esta acción no elimina la posibilidad de salvación, sino que por vía negativa la confirma. El reconocimiento del pecado no niega en este sistema de pensamiento la posibilidad de que este camino no pueda conducir, en últimas, al encuentro con Dios por la vía del arrepentimiento, es decir, del re-pensar y re-plantear la acción. En otras palabras, las posibilidades de la gracia son inconmensurablemente superiores a la densidad del pecado. Con base en lo anterior nos preguntamos: ¿Qué lectura bíblica y teológica hace el Maestro Eckhart sobre la condición humana y de la kénosis como camino para llegar a la unión con Dios? Para decirlo en otros términos, consideramos que en razón de la enorme valoración que le da Eckhart a las posibilidades del ser humano en cuanto ser libre, capaz y pensante, la superación del apego alienante a las cosas, a los conocimientos y a los deseos pasa por un proceso de kénosis o desasimiento en el que la obediencia de la fe permite que por gracia se llegue a la unión con Dios.
Estado | Finalizado |
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Fecha de inicio/Fecha fin | 01/03/16 → 02/03/18 |
Financiación de proyectos
- Interna
- Vicerrectoría de Investigación
- PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA