Detalles del proyecto
Descripción
Desde fines del siglo XIX, las naciones latinoamericanas, como parte del proceso de su integración con la economía capitalista global e impulsados por la fe de las elites nacionales en la ideología del "progreso" (Castro Gómez, 2009; Burns, 1990), atravesaron procesos diversos pero interrelacionados de modernización. Las diferentes encarnaciones de este proyecto modernizador llevaron a transformaciones profundas, aunque accidentadas si no incompletas, de las sociedades latinoamericanas durante la primera mitad del siglo XX. Esta modernización implicó tanto el desarrollo de infraestructura material (de transporte y vial; de comunicaciones; de higiene pública, reforma y expansión urbana; de redes de producción, transmisión y consumo de energía; económica extractiva y agroindustrial), la transformación de patrones de consumo, prácticas y costumbres de diferentes grupos sociales y la adopción de una serie de ideologías y discursos de diagnóstico, control y dominación (Castro Gómez, 2009; Rocchi, 2005; Gudynas, 2011). El proceso implicó también enormes sacrificios y costos para los estados y sus poblaciones (sobre todo grupos minoritarios y subalternos), desde desplazamientos forzados de población hasta la adquisición de enormes deudas públicas. Las elites de los diferentes países impulsaron estos cambios y los impusieron a la población a través de herramientas como la educación pública, la reforma de la moral y las costumbres, el aparato legal y la represión militar-policial, herramientas a su vez también transformadas por las disciplinas y discursos cientificistas asociados a la modernización (Stepan, 1991; Henderson, 2006). La electrificación urbana se inscribe en este proceso de modernización técnica. Su introducción en Bogotá tuvo consecuencias materiales determinantes para la ciudad y sus habitantes: se consolidó el alumbrado público; los hogares, comercios y oficinas tuvieron acceso a luz artificial y, eventualmente, a artefactos eléctricos y electrodomésticos (Gómez, 2008); el tranvía se independizó de la tracción a sangre y ganó velocidad, potencia y capacidad (Zambrano, 2007; Mejía, 1999); y las industrias de la capital pudieron utilizar la electricidad como fuerza para incrementar su eficiencia y producción. Adicionalmente, la electrificación permitió la adopción de nuevas tecnologías e industrias y las prácticas a ellas relacionadas, como el cine y la radio (Salcedo Silva, 1981; Pareja, 1984). Este proyecto se pregunta por cómo estas transformaciones materiales cambiaron radicalmente la vida cotidiana en Bogotá, así como las concepciones alrededor de la electricidad y sus aplicaciones. Los primeros intentos de introducir la electricidad en Bogotá se remontan a 1889, con la puesta en marcha de la Bogotá Electric Light Company (BELC, fundada por Pedro Nel Ospina y Rafael Espinoza Guzmán). Esta empresa introdujo la producción de electricidad en Bogotá a través de un generador termoeléctrico de baja potencia, con el que comenzó a brindar el servicio de alumbrado público en el núcleo del centro urbano y las arterias principales (aunque no ofrecía electrcidad para domicilios). Este servicio era limitado y poco confiable; a pocos años de su lanzamiento había fracasado en su mayor parte, no teniendo la compañía los medios o la voluntad para hacer reparaciones o inversiones nuevas por la falta de pago del municipio (Santos Molano y Gutiérrez Cely, 1985). La intermitencia del servicio era tema de discusión en las editoriales de los periódicos bogotanos. Los columnistas, miembros de la elite local, se quejaban de la peligrosidad de la oscura noche de la ciudad y manifestaban, en sus reclamos de servicio, su ansiedad ante el "atraso" colombiano encarnado en el fracaso del alumbrado púbico eléctrico, sinécdoque del proyecto modernizador (Santos Molano y Gutiérrez Cely, 1985; EEB, 1997). En este contexto de ansiedad de la elite sobre el estatus moderno de Bogotá, los hermanos Samper Brush - hijos de Miguel Samper y miembros sobresalientes de la más alta capa social bogotana - obtuvieron derechos exclusivos en 1895 para construir una planta hidroeléctrica sobre el Río Bogotá. Los hermanos compraron la hacienda El Charquito, donde montarían la planta que proveyó electricidad a domicilios privados e industrias y, eventualmente, ¿estabilizó el servicio de alumbrado de la capital¿ (Santos Molano y Gutiérrez Cely, 1985, 110-111). Los Samper Brush, concientes del deseo de modernización y del potencial de la electricidad de estimular la imaginación fantástica, ofrecieron a la prensa una demostración del potencial de la energía eléctrica en 1895, antes de viajar a Londres para adquirir la planta hidroeléctrica y el personal calificado para montarla y ponerla en funcionamiento (EEB, 1997, 13-16). En agosto de 1900 se inauguró la planta de la empresa, la Samper Brush y Compañía (luego rebautizada Compañía de Energía Eléctrica, o CEE). Los domicilios pudientes, los comercios y las industrias de Bogotá disfrutaron por primera vez de energía eléctrica y luz incandescente privada, con un total de 6.000 bombillos para toda la ciudad. Para 1905, el total de focos en casas particulares servidos por los Samper Brush ascendía a 10.000, y para 1909, 22.167 (Zambrano, 2007, 108-9). Hasta la mitad de la década de 1920, sin embargo, la CEE sólo ofrecía servicio eléctrico de 6pm a 6am (EEB, 1997, 30-35). Esta empresa recién comenzó a hacerse cargo del alumbrado público luego de la celebración del Centenario, porque la BELC, si bien no prestaba el servicio, tenía un contrato exclusivo. En 1925, una nueva empresa, la Compañía Nacional de Electricidad, comenzó a operar en Bogotá. La guerra de tarifas para atraer a la limitada base de clientes privados, industriales y estatales llevaron a ambas empresas al borde de la quiebra, y el gobierno de la ciudad orquestó una municipalización parcial entre 1926 y 1927, quedando como socio mayoritario en Empresas Unidas de Energía Eléctrica S.A. (EEB, 1997, 58-68; Zambrano, 2007, 116). Este proyecto se pregunta por la dimensión cultural de la electrificación de Bogotá en el contexto ideológico-intelectual del proyecto modernizador colombiano y latinoamericano de fines de siglo XIX y comienzos del siglo XX. Como proyecto de historia cultural, no está centrado en el desarrollo de la infraestructura material de la electrificación (la producción y transporte de energía eléctrica), si no en los imaginarios colectivos sobre la electricidad y las transformaciones en las prácticas cotidianas que construyen o influencian esos imaginarios. Estos imaginarios, sin embargo, sí están ligados a la aparición concreta de la electricidad en el espacio urbano. En particular, esta propuesta busca rastrear los cambios en los imaginarios de "lo eléctrico" a partir de la llegada (si bien gradual, accidentada, desigual) de la electrificación y el alumbrado eléctrico a Bogotá. Estos imaginarios sociales se construyen a partir de prácticas y discursos sobre la electricidad, la electrificación y las nuevas técnicas y tecnologías que ésta permite, a partir de los cambios en la cotidianeidad, la concepción de la ciudad, y los hábitos de sus habitantes que su aparición conlleva. Al mismo tiempo, este proyecto se pregunta si estos imaginarios están atravesados por clivajes sociales, en particular los ligados a clase y género, y cómo estos clivajes determinaban distintas formas de experimentar, pensar y practicar "lo eléctrico". La electrificación y el alumbrado público acompañaron el crecimiento de la ciudad; de hecho, la electrificación del tranvía fue de clara importancia en este proceso (Mejía, 1999). No sabemos, sin embargo, cómo se correlaciona esta expansión con el crecimiento de la red eléctrica y de alumbrado. ¿Cómo reaccionó el tendido eléctrico y el alumbrado a la aparición de nuevos barrios, de distinto nivel de ingresos, en múltiples zonas de la ciudad y sus alrededores? Esta electrificación, ¿reprodujo y reforzó ciertos imaginarios de clase sobre zonas desarrolladas y atrasadas, áreas seguras y áreas peligrosas? Los habitantes de barrios marginales, ¿anhelaban la llegada de alumbrado público o la temían como mecanismos de control y represión? La historiografía sobre la electrificación de Bogotá se concentra en la dimensión infraestructural y empresarial: Fabio Zambrano (2007) y Enrique Santos Molano y Eugenio Gutiérrez Cely (1985) han estudiado la difícil tarea de introducir producción y transporte de energía eléctrica y desarrollo del alumbrado público a Bogotá. Otros autores han trabajo otras dimensiones del proceso modernizador, sin concentrarse en lo eléctrico (Mejía, 1999; del Castillo Daza, 2003; Cuervo, 1995). Luz Mariela Gómez ha estudiado el consumo material, incluyendo electrodomésticos, aunque su investigación se restringe a la modernización doméstica de la segunda mitad del siglo XX (2008). El trabajo de Santiago Castro Gómez sobre la institución de una "aceleración" e imposición de una lógica de la velocidad en todas las facetas de la vida bogotana estudia a la electricidad como uno de los factores acelerantes; su estudio, sin embargo, menciona la electrificación exclusivamente como factor en la transformación de la sociedad para adecuarla al sistema-mundo capitalista (2009). Ya fuera de Colombia, Beatriz Sarlo (1992) ha discutido la aparición de una "imaginación técnica" literaria en Buenos Aires que sigue el sentido de maravilla, popular y de elite, producido por la modernización. David Nye ha investigado la produccion de "sentidos sociales" que acompañó a la electrificación (1992), la historia de los apagones (2010) y la historia de las emociones de "lo sublime" ligadas a la tecnología en Estados Unidos (1994).
Estado | Finalizado |
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Fecha de inicio/Fecha fin | 11/01/21 → 10/06/24 |
Financiación de proyectos
- Interna
- PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA