Detalles del proyecto
Descripción
Planteamiento del problema. El ingreso a la Unidad de Cuidado Intensivo Pediátrico (UCIP) es un evento traumático e inesperado tanto para los niños y niñas como para las familias; está acompañado de sentimientos de tristeza, miedo, ansiedad y dolor, así mismo, por la condición de salud se requieren procedimientos que producen no solo malestar físico sino vulnerabilidad psicoemocional. Por otro lado, el gran cambio de vida que se debe enfrentar es difícil y angustiante, ocasiona temor por la separación del entorno conocido y de la familia (1). Se debe encarar el estar en un sitio desconocido con personas extrañas que usan tecnología amenazante, hay factores o estresores ambientales como el ruido y la luz permanentes que no permiten el descanso. Lo anterior, suele ocasionar cambios de conducta en los lactantes y en los niños y niñas; y para los cuidadores son situaciones difíciles de asumir (2) (3). Tener un hijo hospitalizado en la unidad de cuidado intensivo produce cambios a nivel emocional, social e incluso económico; se debe enfrentar el miedo ante el riesgo de que un ser querido pueda perder la vida o quedar con lesiones graves por su situación de salud. Aunque gracias a la tecnología y al mayor conocimiento de las enfermedades, la mayoría de los niños ingresados en las UCIP mejoran y son dados de alta, aproximadamente del 2 al 10% de ellos pueden morir durante su ingreso de acuerdo con lo que muestran las estadísticas (1). Padres y pacientes deben mantener contacto con el personal de salud no siempre empático y acomodarse a exigencias hospitalarias que implican horarios, exigencias ante aislamiento, uso de caretas o de implementos hospitalarios, etc. (2)(3). Según algunos estudios, el temor de los padres se produce ante la incertidumbre; no existe claridad de lo que va a pasar; además la UCIP se percibe como un entorno extraño con rutinas, y horarios que impactan en la vida familiar. El equipo de salud está conformado por desconocidos lo que es también fuente de angustia, sin embargo, el priorizar el bienestar y la salud del niño contribuye a confiar en los cuidadores de salud que tienen conocimientos y manejan tecnología con la que el niño puede salir adelante. Otro aspecto relevante que causa impacto en los padres o cuidadores es el desconocimiento del rol que se debe asumir allí, los padres sienten temor de causar daño al hijo solo por tocarlo, ya que se encuentra conectado a aparatos y cables que desconocen (1)(6). El número de niños que llegan a las unidades de cuidado crítico es alto; se estima que en Estados Unidos ingresan al año aproximadamente 230.000 menores de 18 años, y los estudios han evidenciado que esta experiencia puede causar en los padres entre el 12,2 y el 42% de Trastorno por Estrés Postraumático (TEPT) después del alta de su hijo de la UCIP, esta situación puede durar incluso tres meses después del egreso (4). Entre los factores mencionados por los padres que causan mayor incertidumbre están el no poder permanecer permanentemente con los hijos durante la estancia hospitalaria, la tecnología extraña, el ruido, el lenguaje médico y no recibir información de manera oportuna y clara (5)(4)(6). Teniendo en cuenta las implicaciones que tiene para el niño y la familia la hospitalización en esta área, se ha buscado mejorar las condiciones de cuidado y cada vez se promueve más el tener unidades abiertas, es decir, unidades donde los familiares puedan permanecer la mayor parte del tiempo acompañando a su niño hospitalizado, disminuyendo al máximo el tiempo de separación en el binomio padre e hijo. Estos cambios han demostrado efectos importantes para los niños y sus acompañantes como reducción del miedo, la ansiedad y tiempos de estancia. Desafortunadamente, la situación de pandemia por COVID-19 ha generado normas y políticas con el fin de evitar el riesgo al contagio; procedimientos y normativas en busca de seguridad sanitaria que han repercutido de manera directa y negativa en la situación del paciente hospitalizado en la UCIP y de sus cuidadores (7). Durante el tiempo de la pandemia del Covid los niños y los padres tuvieron que asumir la comunicación a través de una Tablet o un celular por las condiciones de este momento y la necesidad de evitar más contagios (8); incluso al igual que los familiares de los adultos, algunos adolescentes fallecieron solos en la unidad durante este difícil periodo (9). Las unidades que antes eran abiertas se han ido cerrando y los niños se ven distanciados de sus tutores sintiéndose según sus propias palabras abandonados. Esta situación puede generar alteraciones en el desarrollo del niño; por otra parte, los padres y cuidadores han vuelto a sentir mayor estrés ante la enfermedad del niño y su estancia en la UCIP, por el distanciamiento impuesto y porque actualmente se limita el número de acompañantes y el tiempo de permanencia en estas unidades (10)(9) (11). Algunos cuidadores mencionaron que el contacto con sus hijos se limitó a una o dos horas al día y en ocasiones solo al contacto visual a través de video llamadas (12). Para los profesionales de salud esta condición de pandemia también implicó cambios; la disminución de la participación de los padres y de los cuidadores generó un aumento en las demandas de acompañamiento por parte del personal, esto ha limitado el tiempo de dedicación a otros procesos indispensables en la UCIP; por otra parte, el riesgo a contaminarse y las medidas de prevención que requieren del uso de elementos continuos de protección como tapabocas, guantes, caretas, batas y otros, que interfieren en la comunicación no verbal, por ejemplo, ya los niños no pueden ver sonrisas o gestos que son esenciales en la comunicación y que causan tranquilidad y apego entre pacientes y cuidadores (9)(10)(13). El cuidado y la humanización del cuidado, se han visto alterados no solo por la carga laboral sino también por el miedo, la limitación en el tiempo y en el contacto con los niños y sus familias (10). El niño, la familia e incluso el personal de salud enfrentan momentos de estrés y soledad ocasionados por el aislamiento obligatorio, por el temor a sufrir la enfermedad o de ser un vector contaminante para sus familiares (9). Se habla del cuidado humanizado, en especial en servicios altamente tecnificados, como lo son las UCIP, donde se debe garantizar una interacción empática y una escucha activa entre paciente, familiares y personal de salud; lo que tendrá un impacto en la salud física, mental y emocional. Sin embargo, se puede observar que las condiciones epidemiológicas y de ocupación de las UCIP actuales no favorecen el bienestar mental y emocional del niño y de sus padres, lo que podría afectar de forma significativa la experiencia del paciente y de su familia o cuidadores cuando están hospitalizados en una UCIP, más aún, cuando los profesionales de salud se están replanteando el significado y la manera de dar un cuidado humanizado y se están buscando estrategias para lograrlo; pero alcanzar este objetivo es complejo debido a la escasez del tiempo, las cargas de trabajo, la alta demanda de cuidado de los pacientes, entre otras. Por lo anterior cobra relevancia en interés en generar conocimiento sobre la experiencia de los pacientes, familia o cuidadores sobre el cuidado brindado por el personal de salud a partir de los fuertes cambios epidemiológicos desarrollados a nivel mundial en un servicio tan complejo, como lo es una UCIP (14).}
Estado | Finalizado |
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Fecha de inicio/Fecha fin | 22/05/23 → 21/06/24 |
Financiación de proyectos
- Interna
- PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA