Detalles del proyecto
Descripción
El rápido y acelerado proceso de expansión urbana que se registra a escala global, es considerado una de las causas de la creciente pérdida y transformación de ecosistemas naturales, su biodiversidad y las contribuciones (llamadas servicios ecosistémicos) que la naturaleza hace al bienestar de los seres humanos, incluidos aquellos que habitan en las ciudades 1,2. Un fenómeno que puede ser considerado preocupante, teniendo en cuenta que hoy en día más de la mitad de la población mundial (54.5%) vive en entornos urbanos, así como la proyección que esta proporción pueda llegar al 60% en el año 2030. Un considerable crecimiento que ha tenido principalmente lugar en países en desarrollo ubicados en regiones como América Latina, en las que las ciudades albergan actualmente más del 70% de la población 3,4. Por este motivo, el rápido y expansivo crecimiento urbano representa en la actualidad un verdadero desafío para la sostenibilidad ambiental del planeta 5,6. El impacto que los procesos de expansión y densificación urbana pueden tener en la estructura y función de los ecosistemas en los que las ciudades se han asentado, pueden afectar directamente la provisión de esos servicios ecosistémicos de los que depende la calidad de vida urbana 2,7. Algunos de esos servicios están relacionados con el papel que la naturaleza juega en la regulación del clima urbano, la prevención y mitigación de riesgos de desastre (p.e. inundaciones, deslizamientos), la depuración de fuentes de agua y aire, la prevención de la erosión del suelo, o la oferta de oportunidades para la recreación y el bienestar físico y mental de quienes habitan en las ciudades 8. El principal proceso a través del cual la expansión urbana impacta los ecosistemas y su capacidad de proveer servicios ecosistémicos, está relacionado con la pérdida y degradación de coberturas de vegetación natural, las cuales son comúnmente remplazadas por una matriz de paisaje compuesta principalmente por infraestructuras impermeables de concreto, plástico o metal 7,9. Como resultado, la consolidación de núcleos urbanos usualmente conlleva a la fragmentación, degradación, reducción y aislamiento de esas coberturas vegetales, las cuales terminan confinadas a la periferia urbana o a su presencia en pequeños parches altamente intervenidos por el ser humano y con baja similitud con el entorno natural 10,11. Áreas verdes naturales y seminaturales como parques metropolitanos, cementerios, humedales, parques de bolsillo, jardines o el mismo arbolado urbano, son algunos ejemplos de los parches de vegetación que usualmente aun se encuentran en las ciudades a pesar de los procesos de transformación urbana. La persistencia de áreas verdes y espacios arbolados representa la fuente más importante de oportunidades que las ciudades tienen para el mantenimiento y conservación de la biodiversidad a escala urbana, pero también de servicios ecosistémicos con gran valor para el bienestar de las personas que habitan en ellas 10,12. Se ha demostrado que las áreas verdes juegan un papel importante en mitigar el incremento en los patrones de temperatura resultantes de los fenómenos de islas de calor 13, así como tener un impacto altamente positivo en controlar la escorrentía urbana y regular los pulsos de inundación debido a su capacidad de filtración de aguas lluvias 14. Ambos aspectos con gran relevancia para aquellas ciudades que esperan enfrentar mayores riesgos frente al cambio climático 15. Así mismo, son crecientes las evidencias sobre la fuerte influencia que los espacios verdes y la vegetación urbana muestran tener en el bienestar físico y mental de las personas, así como en su recreación, cohesión social y sentido de pertenencia por su entorno 16,17. Los múltiples beneficios que muestran estar ofreciendo las áreas verdes y el arbolado urbano al bienestar de los habitantes urbanos, han generado un creciente interés por determinar como estos espacios y sus beneficios se distribuyen espacialmente, así como el acceso que las personas realmente pueden tener a ellos. Un interés particularmente marcado por establecer el grado de equidad que en términos de áreas verdes y servicios ecosistémicos existe entre comunidades humanas bajo diferentes condiciones demográficas, sociales, económicas y culturales que pueden encontrarse en una ciudad 18–20. La mayor parte de estos estudios han venido señalando importantes sesgos y vacíos en esos patrones de distribución y acceso por parte de diferentes grupos humanos, así como identificando factores que influyen en este fenómenos, particularmente aquellos asociados a la planificación urbana, las características estructurales y arquitectónicas de cada ciudade, así como a características que describen la estructura social y económica de la población o su desarrollo histórico y cultural 19. A manera de ejemplo, en ciudades como París se han podido establecer significativas inequidades en el acceso a las áreas verdes de la ciudad en barrios predominantemente habitados por inmigrantes latinoamericanos y africanos que usualmente cuentan con un nivel de ingresos y educación menor 21. Caso similar al que se observa en condados al sureste de los Estados Unidos en los que se hace evidente una importante segregación de comunidades afroamericanas y latinoamericanas hacia barrios en los que el déficit de áreas verdes es mayor, la accesibilidad a estos espacios menor, y por los tanto, también a los beneficios que estas podrían ofrecer al bienestar físico y mental de estos grupos humanos 22. A pesar de la importancia que la distribución y acceso a las áreas verdes y los servicios que estos ofrecen al bienestar humano deberían tener en las ciudades en países en desarrollo en América Latina, son escasos y en ocasiones inexistentes los estudios que han abordado esta relación. Se ha establecido que en ciudades como Santiago de Chile o Rio de Janeiro, existe una inequidad aun mas marcada a la que se presenta en países en desarrollo, como resultado de una mayor segregación de aquellos habitantes generalmente en condiciones de pobreza, hacia zonas periféricas con alta densidad donde las coberturas de vegetación son poco frecuentes, y reducidas a pequeños espacios altamente degradados con baja capacidad de proveer servicios ecosistémicos 23,24. Colombia es uno de los países de la región que aun cuenta con pocos estudios que permitan en sus mayores centros urbanos, identificar brechas en la distribución y acceso que su población mayormente urbana, tiene a las áreas verdes, al arbolado urbano, como a diversos servicios ecosistémicos que estás pueden prestarles. En una ciudad como Bogotá en la que habitan cerca de 8 millones de personas, el identificar inequidades de carácter ambiental relacionadas con la distribución y el acceso de su población a las áreas verdes debe ser un elemento fundamental que oriente la toma de decisiones sobre la planificación y gestión de estos espacios en la ciudad. Un tema sensible tomando en cuenta que Bogotá es una de las ciudades en la región de América Latina con un de los coeficientes de desigualdad Gini más altos, lo cual se traduce en que para 2018 cerca de un tercio de la población se encontrará bajo condiciones de extrema pobreza y segregadas hacia espacios con un alto grado de riesgo debido deficientes condiciones en la calidad del aire, las fuentes de agua y un déficit de espacios verdes 25. Estudios recientes en Bogotá han podido establecer a escala de ciudad la potencial distribución de servicios ecosistémicos asociados a áreas verdes tales como la microregulación climática, el almacenamiento de carbono o la recreación, así como la forma en que estos han variado en las últimas décadas 26. De igual forma, se han logrado aproximaciones a la distribución de algunos servicios ecosistémicos del arbolado urbano en relación a las condiciones socioeconómicas que se presentan en diferentes lugares de la ciudad 27. A pesar de estos avances, existen persistentes vacíos de información sobre la forma en que tanto áreas verdes como sus servicios ecosistémicos se distribuyen, pero particularmente, que grado de equidad existe en el acceso que personas bajo diferentes condiciones demográficas y socioeconómicas tienen a estos beneficios. Es necesario por ejemplo profundizar, en como diferentes grupos humanos dentro de la ciudad pueden acceder a espacios verdes que lleguen a mitigar los efectos que las islas de calor y el cambio climático tengan en los patrones de temperatura de la ciudad. Igualmente, es prioritario comprender el acceso que los ciudadanos tienen a servicios ecosistémicos aspectos culturales relacionados con la recreación o con el bienestar mental de la población. De esta manera, el proyecto propuesto busca responder las siguientes preguntas : ¿Cómo están distribuidas espacialmente las áreas verdes urbano de uso público en Bogotá, así como los servicios de regulación climática y culturales que estas prestan, en relación a las condiciones demográficas y socio-económicas de su población? ¿Qué grado de equidad hay en el acceso que la población de Bogotá tiene a las áreas verdes urbano de uso público y los servicios ecosistémicos que ofrecen? ¿Qué herramientas e instrumentos permitirían reducir las posibles inequidades identificadas en el estudio? El conocimiento obtenido en este proyecto será fundamental para promover procesos de planificación capaces de cerrar las brechas que en términos ambientales se perciben en ciudades como Bogotá, pero también en otras ciudades en Colombia y América Latina donde la creciente urbanización es evidentes, pero también una desigualdad en ellas persistente.
Estado | Finalizado |
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Fecha de inicio/Fecha fin | 18/01/21 → 10/07/23 |
Palabras clave
- Ecologia urbana
- Justicia ambiental
- Ordenamiento territorial
Estado del Proyecto
- Sin definir
Financiación de proyectos
- Interna
- Pontificia Universidad Javeriana