Estudio sobre las percepciones y asociaciones cognitivas en la evaluación de materiales de base orgánica

Cada sentido humano está constituido por un sistema con un tipo de célula especializada que responde a una señal específica e informa a una determinada parte del cerebro (Durie, B., 2005), produciendo sensaciones, es decir, experiencias conscientes simples que se generan por la estimulación de un determinado órgano sensorial (Mather, 2016). Las sensaciones evocadas por la luz son cualitativamente diferentes de las evocadas por los sonidos, el tacto o los olores (Mather, 2016). Sin embargo, la relación de los seres humanos con el mundo que nos rodea es multisensorial, por lo que los sentidos no deberían aislarse cuando se analiza el comportamiento humano. Por su parte, la percepción va más allá de la sensación e involucra el procesamiento de información de alto nivel, atribuyendo o dando ¿valor¿ a los datos sensoriales en bruto (Durie, B., 2005). Las percepciones son experiencias complejas y significativas de objetos y eventos (Mather, 2016), siendo la percepción de la naturalidad en los materiales un aspecto importante para el desarrollo técnico y funcional (emocional y de uso) de los productos empleados por arquitectos y diseñadores (Teixeira & Pereira, 2019). De hecho, en el estudio de Lindberg et al. (2013) se establece que los humanos diferencian considerablemente los materiales de origen natural de los artificiales, y también que los naturales son más valorados y deseables en las decisiones involucradas en el diseño y selección de producto.En estudios dirigidos a la evaluación sensorial de materiales, comúnmente realizados laboratorios y bajo condiciones controladas, se han aplicado pruebas descriptivas empleando usualmente métodos de escala para obtener las cualidades experienciales percibidas, su intensidad y dirección, siendo el método más usado el diferencial semántico con sus escalas bipolares de atributos opuestos, aunque para evaluar en qué medida está presente o ausente solo una determinada característica se pueden aplicar escalas estructuradas y unipolares de cinco o de siete puntos (Veelaert et al, 2020). Pero, no siempre los participantes pueden diferenciar semánticamente las percepciones de los materiales con escalas de puntos, por lo que también se puede emplear una decisión binaria simple o un enfoque de lógica digital, lo que permite indicar si una característica está presente o no, más no en qué medida (Choi, citado por Veelaert et al, 2020).Otro tipo de pruebas son las de discriminación que incluyen un marco o estímulos de referencia y se utilizan para establecer diferencias relativas entre dos o más muestras de materiales, y finalmente las pruebas de libre asociación en la que los participantes expresan libremente el significado que atribuyen al material (Veelaert et al, 2020). Los tipos de pruebas mencionados anteriormente no son excluyentes entre sí y podrían combinarse, complementándose también con entrevistas para profundizar en diferentes niveles experienciales.En cuanto a las modalidades sensoriales para valorar materiales, Sauerwein et al. (2017) afirman que la vista y el tacto son las más estudiadas. Al respecto, en un experimento previo que realizamos con la participación de estudiantes en el Laboratorio de usabilidad y experiencia de usuario de la Universidad Javeriana (2023, octubre), observamos que aparte de la vista y del tacto, el olfato y los estímulos auditivos que produce un material al manipularse libremente son modalidades a integrar en valoraciones sensoriales y perceptuales multimodales y, por lo tanto, holísticas.Un desafío adicional es la elección de muestras, o de representaciones de los materiales a evaluar, ya que este aspecto experimental tiene gran influencia en la percepción general de un material. La interacción entre el significado del objeto con el significado de los materiales resulta bastante difícil de unir, y los investigadores tienen el desafío de encontrar formas u objetos abstractos que no tengan demasiados significados en sí mismos para que la significación del material pueda proyectarse de manera más independiente (Veelaert et al, 2020). Ahora bien, la cognición del material, es decir las asociaciones que se hacen por ejemplo en términos de naturalidad, exclusividad, confiabilidad u otros (Lindberg et al., 2013), lleva a las impresiones a algo más allá de una idea subjetiva, hacia lo que en percepción sensorial se llama prägnanz, es decir, precisión y exactitud de lo percibido (Wertheimer, 2012). Por tal razón, proponemos trabajar con materiales de base orgánica ya que son un criterio constitutivo de lo que se considera consistente con la experiencia de lo vivo, en tanto noción más cercana a lo que se considera realidad. Estos han sido entendidos como materia orgánica o materia orgánica natural y se refieren a la gran fuente de compuestos a base de carbono en su estructura molecular y que se encuentran en ambientes naturales y artificiales, terrestres y acuáticos (Derrien et al., 2019); estos materiales se derivan de organismos vivos o de sustancias de origen biológico. De esta manera, es posible valorar un material¿otorgándole no solo base real sino horizonte de sentido al ser reconocidas sus características materiales, lo que va a permitir comprender cómo los seres humanos crean sistemas significativos de su contacto con el mundo y ordenan la realidad por intermediación activa con la misma (Rockmore, 2005).Para atender esto, los procedimientos que usan las semánticas en el desarrollo de productos, de objetos, o de materiales, involucran la definición de un espacio semántico que permite identificar descriptores que operan como principios que se ajustan a un sistema previo de conocimiento, para comprender el comportamiento de las personas y validar la idea de lo orgánico o natural como criterio de selección (Scherer et al., 2019) Por su parte, las percepciones entendidas desde el pragmatismo de las asociaciones cognitivas definen que los comportamientos son efectos reflejos que responden a estímulos del ambiente o son consecuencia de la historia de un individuo que lo inducen a un estado de motivación, dando peso a los antecedentes históricos como algo que ayuda a concretar las respuestas y formas de actuar de los individuos. Este pragmatismo cognitivo fue llamado condicionamiento operante por Frederic Skinner (1953). Esta investigación pretende, a partir de un análisis comparativo entre materiales de base orgánica y la respectiva caracterización de propiedades físicas, estudiar percepciones y asociaciones cognitivas multisensoriales, profundizando en diferentes niveles experienciales a partir del diseño de experimentos, como aporte al proceso de diseño en la comprensión de los objetos producidos bajo la directriz de comunicar y crear significado, teniendo en cuenta el contexto donde se produce.Con el fin de orientar en procesos de diseño las decisiones de diseño en la selección de materiales por su peso semántico, valor significativo y nivel experiencial, esta investigación parte de preguntarse: ¿De qué manera y a partir de qué herramientas, procedimientos, y variables pueden ser valoradas las percepciones y asociaciones cognitivas multisensoriales en la evaluación de materiales de base orgánica?¿Las percepciones y las asociaciones cognitivas multisensoriales valoradas con un determinado material, tienen relación con alguna o algunas propiedades físicas de dicho material? Las brechas de conocimiento apuntan a la necesidad de experimentación activa y directa en los procesos de enseñanza y en los procesos de diseño con la materia, para entender el papel de la materialidad en términos de la realidad que genera el objeto o la espacialidad diseñada. Precisamente, porque es esa materialidad la que finalmente va a dar cuenta de la usabilidad, es decir, la facilidad con que las personas pueden utilizar una herramienta o un objeto con el fin de alcanzar un objetivo concreto, donde los procesos perceptivos son definitivos (Wertheimer, 2012). Complementariamente, en la selección de materiales se debería considerar la capacidad emocional de estos y así lograr el diseño de objetos portadores de un valor emocional superior (Rognoli & García, 2020). Pero además de la interacción con la materia, el sujeto no solo define su cultura material y se inserta en ella, sino que de esta manera configura su propia experiencia de la realidad, lo que presupone un enlace de tipo cognitivo.