Detalles del proyecto
Descripción
PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA Y JUSTIFICACIÓN: La manera como los seres humanos experimentan la muerte propia o de un otro cercano varía profundamente entre sociedades y culturas, a los roles de la persona fallecida, a la valoración misma de la muerte, a las relaciones previas establecidas con esa persona, al motivo de la muerte, entre otras. La experiencia del duelo, es decir el proceso y respuesta a la pérdida varía en consonancia con la experiencia y valoración misma de la muerte, y en la inmediatez de la muerte el duelo está profundamente permeado por rituales que permiten el tránsito, resignifican la muerte, transforman la relación y los roles. En nuestro contexto los procesos de medicalización, institucionalización y clericalización han trasladado este tránsito y rituales al ámbito hospitalario, bajo el supuesto de que la institución atiende al individuo enfermo, o en caso de presentarse su muerte, son el médico, el sacerdote, el administrador funerario con sus correspondientes trámites, rituales y procesos, los que certifican la defunción (Allue, 1998). La creación y uso de documentos, firmas, sellos, cierran la situación crítica, que tiene implicaciones emocionales, económicas y jurídicas. En el campo del duelo hay un proceso de profesionalización del acompañamiento, que por lo general ubica el cuidado y el acompañamiento en actores expertos, mientras que parece invisibilizar el acompañamiento y cuidado entre deudos, las formas artesanales del cuidado, y las formas de acompañamiento y duelo colectivo: ¿La negación de la muerte y la supresión de todo rastro cultural de la misma fuera de lo meramente teatral o televisivo es un hecho que debiera sorprendernos, pero que no suele despertar mayores sospechas. Se nace y se muere bajo la supervisión de un profesional técnicamente facultado para apadrinar y manejar nuestra aparición y nuestra despedida de la función¿(Agea Díaz, 2006). Hemos delegado a otras profesiones y oficios resolver estos asuntos que para muchos resultan incómodos, poco higiénicos, y tan dolorosos que es preferible pagar para que otros se encarguen; además irrumpen en nuestros ritmos acelerados de vida y abruptamente nos detienen en nuestra carrera diaria, por eso es mejor que otros lo asuman. Esta delegación ha derivado en protocolos que regulan la interacción, los tiempos, las emociones y las prácticas rituales alrededor de la muerte y el duelo, alejándose de maneras de afrontamiento personales, colectivas, creativas, contemplativas, que pudieran a nuestro entender posibilitar tránsitos sanos, como asuntos cotidianos y como parte del normal trasegar de la vida. Por ejemplo: Mientras para el personal de salud puede ser más importante el proceso normativo de certificación de la muerte o que se cumplan los protocolos de manejo del cuerpo, para el doliente puede requerirse tiempo para tocar y contemplar amorosamente el cuerpo del ser querido, lo que le permitirá en un futuro próximo elaborar su duelo. Este tocar involucra ritos, comunicación, sentidos que poco a poco se reconfiguran en el doliente mientras los realiza: tocar el cuerpo remite al calor de la vida, que en este caso, ya no existe, reafirmando la muerte. Para algunas comunidades realizar prácticas rituales y expresiones culturales de manera previa al fallecimiento, como la unción de los enfermos en la tradición católica, garantiza la tranquilidad de los dolientes en el futuro inmediato Progresivamente la medicalización de este tránsito ha limitado la experiencia vital a una realidad en el discurso anatomofisiológico dentro de una institución hospitalaria, y la clericarización ha constreñido la experiencia a los rituales religiosamente establecidos y socialmente aceptado, pues se espera que sean dirigidos únicamente por un sacerdote o quien lo representa en otras confesiones religiosas. La muerte, el duelo, la experiencia del dolor y el sufrimiento que estas conllevan, parecen estar limitados a travesías solitarias del doliente en su propio dolor, a diálogos internos o a terapias profesionales a posteriori. El acompañamiento al doliente parece estar cada vez más relegado a contextos mercantilizados de servicios privados como las funerarias y los servicios clínicos. Sin embargo, lo que sucede en estos espacios y con estas mediaciones expertas no ha sido explorado para nuestro contexto. Sin embargo además de las expresiones culturales diversas en torno a la muerte y el duelo, a través de nuestras experiencias personales y el acompañamiento a otras cercanas, hemos podido aproximarnos de manera empírica a nuevas formas y estéticas de su acompañamiento. La constatación de su poder transformativo y creativo a través de la intensión con la que se dispone, que es la posibilidad de experimentar diversas maneras de acompañar el tránsito, nos motiva a proponer la validación de un kit compuesto de diversos elementos (colores, lanas, agujas, esencias, mándalas, poesía, música, pañuelos desechables, papel y lápiz, papel de origami, entre otros).El impacto de la muerte en todos los ámbitos de la vida de los sobrevivientes justifica la investigación, y para ello se propone realizar una aproximación descriptiva y creativa desde las artes, buscando dar cuenta de las maneras como los seres humanos, experimentan la muerte de un ser querido y la valoración que hacen del kit como estrategia de acompañamiento en el contexto hospitalario. Partimos del supuesto que en este contexto se excluyen formas de aproximación subjetivas, colectivas, creativas (Alvarez, 2000) y las aproximaciones que se hacen tienen una intención racionalizante u objetivante, en el mejor de los casos, o burocrática en el peor. Entonces, es de interés de este proyecto explorar en la vida cotidiana: ¿Qué pasa si en los espacios hospitalarios o de acompañamiento a la muerte se incorporan elementos con potencialidad creativa que permitan realizar microrituales, o acciones con sentido social y afectivo? ¿Qué pasa al disponer un ¿kit de duelo¿ en algunos de los servicios del ámbito hospitalario en los cuales se presenta con mayor frecuencia la muerte? ¿Qué hacen los dolientes con estos kits? ¿Cuáles son las reacciones de los profesionales médicos generales y especialistas, y del personal de salud en general? ¿Qué otros actores están involucrados en la escena, que funciones cumplen y cómo interactúan con los materiales propuestos en el kit? Estas reacciones interesa rastrearlas en lo espacial y lo temporal característico de estos ámbitos. Desde la propuesta de la intervención proponemos que la inserción de materiales potencialmente creativos puede potenciar mecanismos de expresión y de acompañamiento del duelo que nos permita responder creativamente a la experiencia, dando nuevo significado y facilitando el duelo. También nos preguntamos por las formas participativas en que los dolientes pueden aportar a dicho ejercicio para otros dolientes, y si es posible ritualizar, simbolizar y significar la fe, la experiencia espiritual o religiosa de otras maneras creativas y comunitarias. Para trabajar en el duelo por muerte este proyecto en particular buscará explorar el uso y apropiación de diversos materiales con potencia creativa a modo de kit (colores, lanas, agujas, esencias, mándalas, poesía, música, pañuelos desechables, papel y lápiz, papel de origami, entre otros) , como elementos para el acompañamiento del duelo, en el ámbito hospitalario donde se presente la muerte. A partir de la comprensión de esos usos y apropiación se busca proponer alternativas creativas y colectivas que permitan recuperar la importancia de la muerte y el duelo como experiencia vital, cotidiana e intersubjetiva del ser humano al interior de las instituciones hospitalarias.
Estado | Finalizado |
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Fecha de inicio/Fecha fin | 01/02/18 → 30/03/20 |
Financiación de proyectos
- Interna
- Vicerrectoría de Investigación
- PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA