Efecto de consumo doméstico del aceite de palma alto oleico y su efecto sobre los biomarcadores de riesgo cardiovascular y la resistencia a la insulina en adultos de Bogotá DC

Proyecto: Investigación

Detalles del proyecto

Descripción

La enfermedad cardiovascular (ECV) actualmente es considerada uno de los grandes problemas de salud pública, debido a que son la primera causa de morbilidad y mortalidad en el mundo. En cifras reportadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el 2015 fallecieron alrededor de 17 millones de personas por esta enfermedad, lo que representa el 31% de los fallecimientos a nivel mundial (WHO, 2017). Colombia no difiere en este comportamiento el Ministerio de Salud y Protección Social informa que, en el 2018 dentro de las enfermedades cardiovasculares, la enfermedad isquémica del corazón fue causante del 53,5% de las muertes en el país. (DANE, 2019; Minsalud, 2020). La etiología de la ECV es definitivamente multicausal, pero dentro de los diversos factores de riesgo, son considerados de gran importancia, la alteración de los lípidos plasmáticos (dislipidemia) y la diabetes mellitus, esta última por el aumento en la resistencia a la insulina. Así mismo, actualmente se sabe que estas enfermedades, están fuertemente influenciadas por los estilos de vida del individuo, tales como el tabaquismo, los hábitos alimentarios inadecuados, el sedentarismo y la obesidad entre otros (WHO, 2017). Dentro de los hábitos alimentarios, los ácidos grasos provenientes de la ingesta de aceites juegan un papel importante en el desarrollo de la dislipidemia y así mismo de la ECV. Se estima que a nivel mundial para el período 2022-2023 el consumo del aceite de palma será de 76 millones de toneladas métricas, siendo este aceite doméstico el más consumido, siguiéndole el aceite de soya con 60,6, canola con 28,46 y girasol 20,51 toneladas (Orus, 2022; USDA, 2022; Travares, 2022). En Colombia según los resultados de la Encuesta Nacional de la Situación Nutricional (ENSIN), el consumo de aceites vegetales ha aumentado, en un 17,4% del 2005 al 2010. (ICBF 2010, 2015). En las últimas décadas la investigación sobre el consumo de grasa y aceites se ha convertido en un tema trascendental, no solo por el hecho del aumento de su consumo y la técnica culinaria, sino por la composición de ácidos grasos (ácidos grasos saturados, monoinsaturados y poliinsaturados), debido a que pueden generar un impacto adverso o benéfico en el estado de salud del individuo (NCEP, 2001). Por otro lado, es importante resaltar que la ingesta de ácidos grasos monoinsaturados (oleico) y poliinsaturados (linolénico o linoleico) pueden verse reflejada a largo plazo en la composición de los fosfolípidos de las membranas celulares los cuales se asocian con un mejor impacto en la salud del individuo y disminución de procesos proinflamatorios (Küllenberg, 2012). Dentro de los estudios realizados sobre aceites comestibles y sus efectos sobre la salud cardiovascular encontramos los que incluyen el aceite de palma y el aceite de oliva (Ritchie, 2021). El aceite de oliva, por su elevado contenido de ácido graso monoinsaturado (ácido graso oleico, alrededor del 70%) y polifenoles (en el caso del extra-virgen) y en menor proporción ácido graso palmítico y linoleico. El consumo del ácido graso oleico se ha relacionado con la reducción del colesterol total (CT), lipoproteínas de baja densidad (LDL), y posible aumento de las lipoproteínas de alta densidad (HDL), previniendo la dislipidemia y confiriéndole un efecto cardioprotector (NCEP, 2001, Palomer, 2018). También se le atribuye efectos positivos sobre la resistencia a la insulina, lo cual enlentece el posible desarrollo de la diabetes mellitus (López, 2020, NIgan, 2014). Es por estos resultados que el aceite de oliva hoy es recomendado como el gold standart, para la prevención y el manejo cardiovascular. Por otro lado, la mayoría de los estudios realizados con el aceite de palma, se han centrado en su efecto sobre el perfil lipídico. Históricamente para los profesionales en salud (nutricionistas y médicos), la percepción es que el aceite de palma africana (Elaeis guineensis), tiene un efecto negativo sobre el perfil de lípidos séricos y a su vez, directamente asociado con la enfermedad cardiovascular. Su efecto negativo se lo atribuyen al contenido de ácidos grasos saturados (AGS) que representan el 51% en el aceite, siendo el ácido graso palmítico el AGS principal de este aceite (39-40%,) y en menor proporción los ácidos grasos esteárico y mirístico. Sin embargo, el porcentaje restante muy similar (49-50%) lo conforman ácidos grasos insaturados, en mayor proporción el ácido graso oleico (38-42%) y en menor proporción el ácido graso linoleico (Mozzon et al. 2013). La Palma de Aceite Alto Oleico es resultado del cruzamiento entre la palma americana (Elaeis oleífera) y la palma africana (Elaeis guineensis). Actualmente se producen hasta 35 toneladas de fruto por hectárea al año en Colombia. Pero además de sus ventajas de productividad, es de resaltar su composición alta en ácidos grasos insaturados que hacen que se comporte como un aceite no saturado, contrario a la percepción que se ha tenido por muchos años del aceite de palma. Este aceite aporta alrededor del 55% de ácidos grasos oleico en su composición, un contenido más elevado que el aceite de palma africana (Gallo, et al. 2020; Mozzon, et al. 2013). Mozzon, et al. (2013), encontraron en la caracterización del aceite de palma alto oleico, que en la posición sn-2 de los triglicéridos, se esterifica predominantemente el ácido oleico y tan solo el 10-15% el ácido palmítico y el 6-20% el ácido esteárico. Desde el punto de vista nutricional, esto es considerado como beneficioso, debido a que los ácidos grasos que se absorben con mayor preferencia son los que se encuentran en la posición sn-2 de los triglicéridos de la dieta. Todos estos aspectos presentes en las características del aceite de palma alto oleico generó la inquietud de su efecto real sobre el perfil lipídico, es así que se revela por primera vez en la literatura científica resultados acerca del consumo del aceite de palma alto oleico (parcialmente refinado y sin someter a cocción, conservando su coloración roja), en humanos donde se reportan reducciones significativas en los niveles de colesterol total, lipoproteínas de baja densidad, de manera similar al aceite de oliva extra virgen (AOEV). La importancia de comparar el aceite de palma alto oleico con el aceite de oliva extra virgen, radicó en el efecto cardioprotector que se le atribuye y su acción benéfica en el perfil de lípidos plasmáticos. Los estudios de Lucci (2016) y Ojeda (2017), reportaron que este aceite de palma alto oleico, podría ser considerado como “el aceite tropical del aceite de oliva”, sin embargo, falta evaluar si el mismo aceite de palma alto oleico pero blanqueado y consumido habitualmente en las preparaciones comúnmente empleadas en los hogares (uso doméstico), presenta resultados benéficos similares a los reportados en la evidencia científica en los cuales usaron este aceite levemente refinado y sin blanqueado (rojo). Actualmente, con respecto al consumo del aceite de palma africano (Elaeis guineensis) en el contexto de la salud cardiovascular existe una evidencia científica con resultados muy heterogéneos, por esta razón y por ser alto en ácidos grasos saturados, las guías gubernamentales y recomendaciones se encuentran enfocados a disminuir su consumo. Por otro lado, las evidencias científicas relacionadas con el consumo de aceite de palma hibrido (Elaeis guineensis x Elaeis oleífera), que es desconocido por la mayoría de los consumidores y que se confunde con el africano (Elaeis guineensis), han mostrado un beneficio sobre los biomarcadores cardiovasculares, pero falta consolidar sus efectos positivos una vez sea refinado y blanqueado para ser empleado habitualmente en el hogar. La Organización para Agricultura y Alimentación (FAO) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) sugieren la necesidad de estudios independientes sobre el impacto en la salud del consumo de aceite de palma (Kadandale, 2019). La importancia de realizar estudios similares a los anteriormente expuestos con el aceite de palma alto oleico (no refinado y sin someter a cocción), radica en fomentar su consumo sin temor a los efectos negativos sobre el perfil lipídico y salud cardiovascular de los consumidores. Es importante también resaltar que la producción de este aceite de palma alto oleico en Colombia ha ido en aumento, pero el desconocimiento sobre sus beneficios en la salud cardiovascular ha limitado su consumo. Por lo anterior, el presente estudio plantea la siguiente pregunta de investigación: ¿Cuál es el efecto del consumo de aceite de palma alto oleico refinado para uso doméstico en comparación con el consumo del aceite de oliva frente a los biomarcadores cardiovasculares y resistencia a la insulina en individuos adultos sanos?
EstadoActivo
Fecha de inicio/Fecha fin15/01/2414/07/25

Palabras clave

  • Aceite de oliva
  • Ácidos grasos
  • Colesterol
  • Lipoproteínas
  • Resistencia a la insulina
  • Trigliceridos

Estado del Proyecto

  • En Ejecución

Financiación de proyectos

  • Interna
  • Pontificia Universidad Javeriana