Contracalificación: calificación y motivación en cursos de inglés como lengua adicional

Las calificaciones cuantitativas, un elemento esencial de los sistemas educativos tradicionales, tienen deficiencias significativas para proporcionar retroalimentación efectiva, evaluar el aprendizaje del estudiante y fomentar una motivación genuina (Blum, 2020a). Depender únicamente de calificaciones numéricas puede incluso ser contraproducente para alcanzar objetivos educativos fundamentales; el sistema de calificación convencional tiende a reducir experiencias de aprendizaje complejas y multifacéticas a una representación numérica, a menudo pasa por alto los matices de la comprensión y el crecimiento individual del estudiante y reduce la intricada relación entre estudiante, docente y material a un número solo en apariencia objetivo (Clark, 2023; Feldman, 2018). Además, el enfoque en las calificaciones tiende a desplazar el paradigma educativo hacia la motivación extrínseca, pues enfatiza la recompensa o el castigo asociados con las calificaciones en lugar del valor intrínseco del proceso de aprendizaje. En la enseñanza del inglés como lengua adicional, esta mirada instrumentalista y neoliberal de la lengua y su enseñanza está especialmente presente por dos razones (Truscott De Mejía et al., 2011). Primero, por el papel que ejerce el inglés como lingua franca global, asociada a la profesionalización, el desarrollo y la movilidad social en políticas públicas y privadas de educación y en el imaginario colectivo. Y, segundo, por el papel preponderante que juegan instituciones como el British Council y la importancia de los exámenes estandarizados (IELTS, TOEFL etc.) en la certificación del aprendizaje de la lengua (Pan, 2009). Estas dos realidades contribuyen a que el aprendizaje del inglés sea considerado por estudiantes como algo que debe hacerse siguiendo obligaciones extrínsecas y no necesariamente por motivaciones intrínsecas. Aun si es de esperarse que los estudiantes de la LLM tengan motivaciones intrínsecas para aprender la lengua, autores como Kohn sostienen que ciertas prácticas evaluativas pueden debilitar esa motivación, que puede fluctuar con el tiempo y verse afectada por las dinámicas de clase. Así, es claro que el sistema de calificación convencional tiene problemas. Uno de los más significativos es su tendencia a pasar por alto los desafíos específicos que pueden enfrentar los estudiantes individuales. Los estudiantes de la Licenciatura, por ejemplo, viven realidades complejas y presentan problemas de salud mental, dificultades de orden económico o familiar para permanecer en la universidad; algunos desconocen los recursos a los que tienen acceso y otros poseen una variedad de neurodivergencias que son invisibilizadas en las notas numéricas. La calificación convencional, además, perpetúa las disparidades existentes en la sociedad al recompensar de manera desproporcionada a los estudiantes de entornos privilegiados mientras penaliza a aquellos que enfrentan barreras sistémicas. Esta observación se sustenta en el trabajo de Schmidt y McKnight (2012), quienes sostienen que las prácticas tradicionales de calificación pueden contribuir a la inequidad educativa al favorecer a los estudiantes con ventajas socioeconómicas preexistentes. Métodos alternos, como el aquí propuesto, no pretenden resolver estos problemas, pero permiten entender a los estudiantes de manera más holística y más allá de un promedio numérico. Al adoptar la contracalificación, un enfoque alineado con los principios de la autodeterminación, buscamos desmantelar el sistema de motivación extrínseca e incentivar un entorno donde los estudiantes se motiven por una verdadera pasión por el conocimiento, con retroalimentación significativa, coevaluaciones, autoevaluaciones y demás metodologías aquí propuestas en lugar de recompensas externas. Este cambio reconoce, como ya se dijo, la importancia de cultivar un deseo intrínseco de aprender y posiciona a nuestros estudiantes, futuros docentes, como participantes activos en la construcción del conocimiento en lugar de receptores pasivos de notas. Esta mirada, crítica de los sistemas de calificación tradicionales, plantea la pregunta: ¿cuál es la aplicabilidad de estrategias alternativas de calificación, particularmente la contracalificación, en el contexto colombiano? El diverso panorama educativo de Colombia, influenciado por variaciones culturales, socioeconómicas y regionales, exige una exploración reflexiva de metodologías de evaluación que se alineen con las necesidades y desafíos únicos del país. Considerando las limitaciones de la calificación convencional, se vuelve imperativo evaluar la viabilidad y efectividad de enfoques alternativos en la educación superior, pues en contextos escolares ya se discuten métodos alternativos de calificación desde los aportes de la Escuela Nueva.