Barreras a la participación laboral femenina en Colombia.

En los últimos 60 años, Colombia ha experimentado profundas transformaciones demográficas, culturales, institucionales y económicas. Dentro de estas dinámicas, sobresale el aumento sostenido de la participación laboral femenina, la cual ha estado acompañada por una caída en la fecundidad, cambios en la composición, tamaño y roles al interior del hogar, un mayor acceso al sistema educativo, una transformación del mundo productivo hacía una mayor participación del sector servicios y de un acelerado proceso de urbanización (Santa María y Rojas, 2001; López, 2001; Arango y Posada, 2003, 2004; Flórez, 2004; Fernández (2006). Según estimaciones de Sabogal (2012), la Tasa Global de Participación (TGP) femenina en las 7 principales ciudades colombianas pasó de 41 a 55 por ciento entre 1984 y 2006, mientras que la TGP masculina se mantuvo constante alrededor del 70 por ciento en el mismo periodo. Las mujeres también mejoraron sus atributos laborales e incursionaron en todos los sectores y ocupaciones de la economía (Badel y Peña, 2011). Por ejemplo, el promedio de años de educación sobrepasó al promedio de los hombres a partir de 1987 (Sabogal, 2012). A pesar de estas mejoras y de la existencia de un marco legal para promover la igualdad, siguen existiendo brechas significativas entre hombres y mujeres en el mercado laboral. De hecho, todos los indicadores laborales son negativos para las mujeres: la participación laboral femenina es menor, la mujeres presentan una tasa de ocupación menor, presentan tasas de desempleo más altas y recibe salarios más bajos (ver Figura 1 en propuesta en documento en Word). Algunas encuestas a mujeres en países en desarrollo y desarrollados muestran que unas de las principales razones de su baja participación laboral son el cuidado de los hijos y las responsabilidades en el hogar. De acuerdo con un modelo clásico de oferta laboral, el cuidado de los niños por parte de terceros influye en las decisiones de participación de las mujeres a través de su impacto sobre la restricción presupuestal. Diversos trabajos empíricos encuentran evidencia de la existencia de penalidades asociadas con el embarazo y la tenencia de los hijos y las interrupciones en la vida laboral de las mujeres (Fernández, 2006). En consecuencia, el mercado de trabajo es a menudo criticado por ofrecer pocas opciones para las mujeres que buscan una mayor flexibilidad para su trabajo en términos de tiempo. La literatura dedicada a la revolución "opt-out" es aquella que sostiene que incluso para las mujeres altamente calificadas, no hay suficiente disponibilidad de horarios de trabajo flexibles. Esto da lugar a que las mujeres no trabajen formalmente, al menos durante los años en los que están criando a sus hijos. Sin embargo, no está claro si esto corresponde a un deseo real de las mujeres por adquirir mayor flexibilidad, y el equilibrio del mercado de trabajo en donde este tipo de empleos no se ofrecen; o si se presenta en un mercado de trabajo en donde se ofrecen contratos laborales más flexibles, estas mismas mujeres seguirían optando por permanecer fuera de la fuerza laboral. Lo que está claro, como se muestra en la Figura 2 (ver propuesta completa documento en Word), es que existe una correlación positiva entre la fracción de empleo de tiempo parcial y la tasa de participación femenina. Otra hipótesis, menos explorada, para explicar la baja participación femenina puede ser el resultado de la baja correspondencia espacial entre los centros de empleo y la residencia de las mujeres desempleadas. Esta hipótesis se conoce en la literatura como el desajuste espacial (spatial mismatch) y surge de tendencias observadas de oferta y demanda laboral en donde se hizo evidente que la población más vulnerable se concentra espacialmente en lugares donde hay menos oportunidades de trabajo. Este proyecto de investigación busca analizar las principales barreras de entrada al mercado de trabajo de las mujeres y cómo éstas afectan la participación laboral femenina. En particular se busca establecer si la baja participación femenina está asociada a alguna de las siguientes barreras: i. Poca flexibilidad horaria en los contratos laborales, ii. Falta de alternativas que complementen las necesidades de tiempo de las mujeres (servicios sociales), y iii. Distancia geográfica entre los puestos de trabajo y la oferta laboral. Para esto, el presente estudio realizará un análisis empírico usando bases de datos existentes y diseñará intervenciones que permitan dar evidencia sobre las barreras que limitan la participación laboral de las mujeres en algunas ciudades del país. En caso de ser posible, pondrá a prueba dichas intervenciones.