Detalles del proyecto
Descripción
table.MsoNormalTable {mso-style-name:"Tabla normal"; mso-tstyle-rowband-size:0; mso-tstyle-colband-size:0; mso-style-noshow:yes; mso-style-priority:99; mso-style-parent:""; mso-padding-alt:0cm 5.4pt 0cm 5.4pt; mso-para-margin-top:0cm; mso-para-margin-right:0cm; mso-para-margin-bottom:8.0pt; mso-para-margin-left:0cm; line-height:107%; mso-pagination:widow-orphan; font-size:11.0pt; font-family:"Calibri",sans-serif; mso-ascii-font-family:Calibri; mso-ascii-theme-font:minor-latin; mso-hansi-font-family:Calibri; mso-hansi-theme-font:minor-latin; mso-bidi-font-family:"Times New Roman"; mso-bidi-theme-font:minor-bidi;} La autonomía hace referencia a la capacidad técnica, social y psicológica de los individuos para tomar decisiones y llevar a cabo sus propios planes de vida, mediante el control de recursos e información (Dixon, 1978; Dyson y Moore, 1983; Nussbaum, 2000). Esta capacidad es fundamental para el desarrollo personal y la realización de metas y objetivos individuales, así como para la participación plena y activa en la sociedad y la toma de decisiones en ámbitos colectivos (Sen, 1985; Nussbaum, 2000; Kabeer, 1999). Además, la autonomía también se relaciona con la igualdad de género y los derechos humanos, ya que permite a las personas, especialmente a las mujeres, tomar decisiones informadas, tener mayor control sobre sus vidas y recursos (Kabeer, 1999; Sen, 1985; Jejeebhoy, 2000; CEPAL, 2011). En el contexto global, las problemáticas de las mujeres, en especial las de las mujeres rurales, han sido abordadas desde diferentes enfoques teóricos por diversos autores que de manera integrada han identificado las siguientes limitaciones: bajo acceso a derechos básicos (educación y la atención médica), poca autonomía, baja autoridad dentro de la división tradicional del trabajo, desigual acceso y control de la tierra, restricción en asignación de recursos al interior del hogar, invisibilización en el diseño de tecnologías agrícolas adecuadas y bajos derechos de propiedad (Dyson y Moore, 1983; Mason, 1986; Kabeer, 1991; Agarwal, 1994; 2003; 2020b; Balk,1994; Deere y León, 2001; Doss et al., 2018). Autores como Jejeebhoy, 2000; Deere y León, 2001; Agarwala y Lynch, 2006; Alkire et al., 2013) consideran estas limitaciones como factores producto de situaciones estructurales socioeconómicas y culturales restrictivas para que las mujeres rurales mejoren su calidad de vida y participen en la toma de decisiones familiares, económicas, políticas y comunitarias. Algunos autores han destacado la importancia de abordar la autonomía en las mujeres rurales como un problema complejo y multifacético, que requiere soluciones integrales y contextualizadas (Dixon, 1978; Dyson y Moore, 1983; Balk, 1994; Jejeebhoy y Sathar, 2001 Bloom et al., 2001; Jejeebhoy 2000; 2002; Agarwala y Lynch, 2006; Anderson y Eswaran, 2009; Mishra y Tripathi, 2011). La autonomía de las mujeres rurales (AMR) en la producción agraria ha sido descrita desde perspectivas prácticas relacionadas con el acceso a activos tangibles como la tierra, la vivienda, maquinaria, recursos productivos, acceso al agua; y a activos intangibles como el poder de decisión, movimiento libre y la participación en grupos e instituciones que les facilita la inclusión a todas las esferas de la vida, doméstica, económica, política y social de forma interrelacionada (Hillenkamp, 2019; Richardson, 2019), ya que constituyen mecanismos de protección ante los riesgos y recursos que permiten la movilidad social de las mujeres rurales (Agarwal, 1994; Munster et al., 2022; Anderson y Eswaran, 2009). En el ámbito de la producción agraria, altos niveles de autonomía pueden permitir a los agricultores tomar decisiones importantes sobre su trabajo y su vida personal, así como mejorar su productividad y rentabilidad (Bebbington, 1999). Sin embargo, las mujeres rurales en la producción agraria suelen tener bajos niveles de autonomía, lo que limita la participación en la toma de decisiones y acceso a los recursos productivos como la tierra y el crédito (Deere y León, 2001; Agarwal, 2020a). Esto genera que las mujeres, en comparación con los hombres, tengan menos poder de negociación sobre el control de la tierra, el agua y los insumos (Agarwal,1997; Quisumbing, 2003; Agarwal, 2003), lo que puede conllevar a las mujeres rurales a tener menos ingresos, menor seguridad alimentaria y una mayor carga de trabajo (Doss et al., 2018). De acuerdo con lo anterior, la autonomía de las mujeres en el contexto rural ha sido definida como la capacidad de manipular el propio entorno personal (Dyson y Moore, 1983); y el grado de acceso al control sobre los recursos materiales (los alimentos, los ingresos, la tierra y otras formas de riqueza) y a los recursos sociales (los conocimientos, el poder y el prestigio) (Dixon, 1978). Es decir, el control de sus propias vidas frente a la familia, la comunidad, la sociedad y los mercados (Jejeebhoy, 2000). Para entender la capacidad de autonomía de las mujeres rurales en la producción agraria es relevante considerar las relaciones de género. Como destaca Kabeer (1999), las normas sociales y culturales que establecen roles de género específicos y las desigualdades en el poder y la toma de decisiones entre hombres y mujeres, son factores importantes. Asimismo, Farah y Pérez (2004) señalan que la dimensión de género es crucial en las actividades productivas, reproductivas y comunitarias de las mujeres rurales, y resaltan la importancia de entender los nuevos roles que han asumido hombres y mujeres en la última década, así como en la propiedad y toma de decisiones en cuanto a tierra y animales. En el panorama mundial, más de la cuarta parte de la población mundial son mujeres rurales (alrededor de 1600 millones) (Naciones Unidas, 2016), las mujeres que poseen tierras agrícolas son solo el 13% y reciben únicamente el 1% de todo el crédito para la agricultura (ONU, 2018; 2021). Las mujeres rurales representan el 41% de la fuerza de trabajo agrícola de todo el mundo, un porcentaje que aumenta hasta el 49% en los países de bajos ingresos (OIT, 2017). En América Latina y El Caribe, la población rural asciende a 121 millones de personas, 20% del total de la población, de esta el 48% son mujeres (58 millones), trabajan hasta 12 horas diarias a cargo de la huerta, de los animales, recolectando y cocinando alimentos, criando a niños/as, cuidando a personas mayores y a enfermos/as, entre otras muchas tareas (FAO, 2014). Para el caso de Colombia, en las zonas rurales se ubica el 23 % de la población del país, es decir, 12,2 millones de personas. El 48,13% de la población rural son mujeres (5.760.524 personas) y el 51,87% son hombres (6.209.298 personas) (DANE-CNPV, 2018). En 2019, el trabajo remunerado de la Tasa Global de Participación en el mercado laboral de las mujeres rurales registró el 39,1% y la de los hombres rurales el 75% (DANE, 2020). En las zonas rurales las mujeres ocupadas se emplean principalmente en actividades de agricultura, ganadería, caza, silvicultura y pesca, la tasa de ocupación fue de 36,2% (511.855) y la de los hombres fue de 71% (2.372.530), por otra parte, la tasa de desempleo de las mujeres en zonas rurales entre 2009-2019 fue de 11,6% y la de los hombres fue de 4,2%, la mayoría de las mujeres (65,8%) se dedican a oficios del hogar como actividad principal, mientras que este porcentaje es de 7,1% para los hombres (DANE, 2020). En las zonas rurales 2020-2021, las mujeres trabajan en promedio 14 horas y 1 minuto al día, siendo el 61% (8 horas y 33 minutos) del tiempo trabajo no remunerado, esto implica que reciben remuneración solamente por el 39% (5 horas y 28 minutos) del tiempo total de trabajo (DANE- ENUT, 2018; DANE, 2022). En el país, las mujeres localizadas en las áreas rurales encuentran amplias dificultades para explotar sus capacidades; sin embargo, muchas veces esta realidad queda invisibilizada, perpetuando el retraso del desarrollo social (Botello y Guerrero, 2017). Según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), en Colombia se encuentra un total de 2,279,946 Unidades Productoras Agropecuarias-UPA, en las que 1.178.715 (61,4%) son UPA con responsables de la producción solo hombres; 498.886 (26%) UPA con responsables de la producción solo mujeres y 240.993 (21,6%) UPA con responsables de la producción mujeres y hombres. Del total de UPA con solo mujeres productoras, el 78% tienen menos de 5 hectáreas, y ocuparon el 9,4% del área; y donde los hombres son productores las mujeres son menor en número (66,8%) y área (4,9%), la principal forma de tenencia de las UPA de mujeres productoras es propia (72,9%), el 38,6% de las UPA de personas naturales, las mujeres toman decisiones de producción, de forma individual o conjunta (DANE-CNA, 2014). Para efectos de la investigación se parte del enfoque según el cual las mujeres rurales en la producción agraria son sujetos de todas las generaciones que habitan campos, bosques, selvas y áreas próximas a los cursos de las aguas que, por la organización social, constituyen formas de cultura campesina, que se basan en la cotidianidad familiar y comunitaria, expresan su identidad en relación profunda con el agro (FAO, 2017; ICANH,2017). Es decir, la producción de alimentos, bienes comunes y materias primas, con una vida comunitaria multiactiva vinculada con la tierra e integrada con la naturaleza y el territorio, son campesinas que presentan actividades en la agricultura (FAO, 2017; ICANH,2017). En el marco de la relación identificada en diversos estudios entre los factores socioeconómicos y la autonomía de las mujeres rurales, es fundamental comprender su influencia para promover acciones y políticas que aborden esta problemática de género. Por lo tanto, el objetivo de esta tesis doctoral es responder a los vacíos de conocimiento existentes mediante la exploración de la siguiente pregunta: ¿Cómo influyen los factores socioeconómicos en la autonomía de las mujeres en la producción agraria en los territorios rurales del nororiente de Colombia?
Estado | Finalizado |
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Fecha de inicio/Fecha fin | 22/01/24 → 31/05/24 |
Palabras clave
- Autonomía
- Mujeres rurales
- Producción agraria
Estado del Proyecto
- En Ejecución
Financiación de proyectos
- Interna
- Pontificia Universidad Javeriana