Project Details
Description
En el ejercicio de creación y docencia se ha puesto de manifiesto que, luego de la pandemia, el quehacer ha demandado poner en juego las relaciones con el otro desde las emociones, desde su complejidad en torno a lo vivido, dónde las nociones de violencias, microviolencias y cuidados se sitúan en primer plano (Dussel, Ferrante y Pulfer, 2020; Batthyány, 2020). Estás prácticas que muchas veces normalizan jerarquías y relaciones de poder, generan relaciones con el conocer y el crear que replican los saberes aprendidos existentes y hegemónicos. Invisibilizan haceres y prácticas sensibles emergentes y relacionadas con el contexto cotidiano. Teniendo como antecedente próximo el proyecto de Prácticas colaborativas en artes: historias, problemas, haceres , realizado entre 2021 y 2022, que buscó rastrear y hacer visibles las manifestaciones de lo colectivo en prácticas colaborativas del arte, indagamos en historias personales de docentes, estudiantes y egresados de la Carrera de Artes Visuales, e identificamos problemas y múltiples modos de hacer cuando se entra en relación con otrxs. Así mismo ampliamos comprensiones con relación al ejercicio actual de ser artista en nuestro contexto y tiempo, reconociendo la incidencia de las coyunturas del presente y las miradas del pasado que siguen vigentes. Como punto de partida se plantearon las siguientes preguntas: ¿Qué perspectivas institucionales se enuncian desde lo colaborativo y cómo dialogan con el quehacer artístico y docente de las comunidades que hacen parte? ¿Qué elementos de estas concepciones se han naturalizado y cómo resignificarlos? ¿Cuáles formas colaborativas y colectivas emergen/ se evidencian en las cotidianidades de las aulas de artes? A partir de relatos e intercambios verbales y visuales, se configuraron miradas críticas y poéticas que dieron cuenta de tensiones y relaciones donde lo colectivo aboga por tránsitos entre la institucionalidad y la singularidad, entre lo íntimo y lo privado, entre el reconocimiento de la voz y la presencia, así como entre el silencio y el anonimato. Estos elementos que emergieron invitaron a revisar manifestaciones de lo colectivo en las prácticas colaborativas presentes dentro y fuera del escenario académico, así como amplió el reconocimiento del quehacer del artista a partir de la relación con el otrx, y ¿lo otro¿ presente en la creación, desde diversas estéticas y apropiaciones. Las técnicas y las producciones objetuales empezaron relativizarse se activaban desde lo colectivo. De este modo, los afectos, la autoridad y la noción de comunidad, se revelaron y desplegaron, adquiriendo matices en relación con las institucionalidades que habitan. A partir de este proyecto, nos dimos cuenta que dentro de la Carrera de Artes Visuales y en diálogo con lo que también sucede en la Carrera de Artes Escénicas, las prácticas asociadas a la diferenciación de género y su diversidad con relación a los cuidados y sus funciones frente a los cuerpos que habitamos hoy, necesitan ser revisitadas, cuestionadas y potenciadas para situar de manera viva una conciencia del cuidado como parte fundamental de la creación. En ese sentido las prácticas de cuidado y afecto (Care Collective, 2021; Hardt, 1999) entendidas como la capacidad de movilizar los cuerpos para realizar acciones determinadas y como escenarios para colectivizar derechos, son posibilidades de resistencia en las prácticas artísticas para generar acciones de coexistencia (Rivera, 2018; Federici, 2020, 2022), y prácticas de ocultamiento con el propósito de hacerse presente de otras maneras. Desde el giro afectivo, los afectos y su resignificación en la vida cotidiana, se han tornado lugares importantes de conexión con aquello que se aprende y crea, otorgando otros sentidos a los haceres (Lara y Domínguez, 2013; Arfuch, 2016; Kosofsky, 2003). En la perspectiva institucional, este proyecto se articula con la Carta Encíclica Laudato Si': sobre el cuidado de la casa común (Papa Francisco, 2015), en perspectiva de trabajar colectiva y holísticamente alrededor de las necesidades de nuestro contexto. Del mismo modo, dialoga con la Carta Encíclica Fratelli Tutti. sobre la fraternidad y la amistad social (Papa Francisco, 2020), que señala la dificultad de actuar solidariamente a pesar de la hiperconectividad generada en pandemia, y hace un llamado a configurar hermandad, comunidad. Así mismo dialoga con el principio de Cura Personalis presente en el centro de la pedagogía ignaciana en el que el cuidado es central a la hora de reconocer particularidades y contextos específicos para que el otrx florezca . Esta relación macro con la institucionalidad tiene un reflejo micro en los programas de la Universidad, teniendo un lugar importante en la labor de los consejeros y de la actual reforma que se adelanta en la Carrera de Artes Visuales. Dicho lo anterior,transitar entre las exigencias académicas atendiendo llamados institucionales, pero a su vez priorizando la singularidad que habita entre quienes hacemos parte de ella, es un desafío en nuestro contexto actual y por ello la relevancia de esta investigación que se sustenta desde las prácticas artísticas asociadas al cuerpo, el dibujo y la escritura desde las corpografías (Planella 2006, 2013), las apuestas somaestéticas (Shusterman, 2002) y las prácticas escriturales expandidas tomando como referente el trabajo de Emilie Gallier para nombrar la realidad de otros modos y habitarla poéticamente como posibilidad de resistir (Zambrano, 1986, 2000; Maillard, 1992). Desde este lugar, revisitar escenarios de nuestras propias clases desde una perspectiva porosa y abierta al desborde disciplinar (Calderón y Caro, 2020) resulta interesante, necesario y potente para resignificar la potencia del acto educativo desde la creación. Uno de los hallazgos más relevantes de la investigación en torno a las prácticas de colaboración en artes, mencionada anteriormente, era la necesidad de generar vínculos más cercanos entre quienes hacen parte de la comunidad académica y que se dan generalmente en los márgenes de la vida universitaria. Por ello, se hace necesario, cada vez más, generar otros modos de encuentro, conversar a partir de temas que rebasan lo académico y estar atentxs a lo emergente, como por ejemplo, los tiempos residuales para la creación, la problematización de la colectividad, la necesidad de generar nuevas afectividades y las relaciones que se tejen desde los cuidados, que fueron asuntos latentes en la pesquisa anterior. Así sucedió con uno de estos asuntos emergentes: el hambre. Este asunto en sentido literal y poético habitaba los cuerpos de nuestrxs queridxs estudiantes. Hambre asociada también a una pregunta por la vinculación laboral y su estabilidad. Hambre asociada a una precariedad en torno a los modos cotidianos de nutrirse y modos de relacionarse con el conocimiento y las relaciones de poder autoritarias que se ejercen. A partir de esta aparición, las acciones que se propusieron, llamadas prácticas de juntanza, consistían en encontrarnos para hablar de aquello que nos afecta y generar una acción al respecto. Por otro lado, estas acciones se dan de manera colectiva, no de manera impositiva sino generativa, es decir se crean las atmósferas y las acciones que visibilizan problemas comunes acallados en la vida cultural de los estudiantes; pero que tienen que ver con situaciones de ansiedad, depresión o angustia por tener un nivel académico alto, por relaciones familiares que se han trastocado, por la separación generacional que se hace evidente, entre otros aspectos. Lo anterior afecta fuertemente la relación con el conocimiento y los afectos para hablar de aquello que no se aborda necesariamente en las clases. Este hallazgo invita a la práctica colectiva de reconocer lo que nos sucede mientras estamos creando y que a su vez implica el cuidado propio y hacia otro, sin tener que exotizar esa relación, generando también asuntos vinculantes con la cotidianidad tanto de profesores como de estudiantes. Esa cotidianidad nos permite hablar de la población con la cual realizar esta pesquisa: estudiantes que han vivido la prepandemia, la pandemia y la post pandemia en su vida universitaria. Es decir, estudiantes entre séptimo, octavo, noveno y décimo semestre, que también transiten doble programa. A su vez, consideramos convocar profesores que en su práctica ponen en juego asuntos relacionados con el cuerpo a través de lenguajes híbridos de creación y que, en su hacer como creadores, también se ubican dentro esta línea de prácticas de cuidado. En esa medida, esperamos iniciar un trabajo puntual con nuestros propios grupos de intercambio, es decir las clases que cada unx de lxs profesores del equipo base, tanto de visuales como de escénicas tiene a cargo, para luego hacer un llamado más amplio a estudiantes y profesores de ambos Departamentos y a la comunidad estudiantil que se sienta interpelada desde los cuidados silenciados; y de este modo, trabajar con los estudiantes de los semestres mencionados anteriormente. Esto, para dar cuenta de las maneras en que los artistas hemos transformado nuestros modos de hacer y de crear y su relación con el aprender artes. Las interacciones propuestas con artes escénicas (estudiantes y profesores), toman el cuerpo como punto de partida, su relación con el movimiento, sus capacidades expresivas y las prácticas disciplinares que se ponen en juego a partir de diversas experimentaciones desde lo efímero, los registros y los materiales sensibles derivados del proceso creativo. De este modo, las huellas y las trazas de la experiencia convocan indagaciones creativas y estéticas que apuntan a la dimensión procesual del acto creativo, poniendo en fricción la relación dicotómica entre resultado/proceso. Estas interacciones esperan traducir las exploraciones corporales y sensitivas a piezas en formatos más experimentales y en diálogo con materiales visuales y escénicos que interpelen, lo que acontece en el aula como cread
Status | Finished |
---|---|
Effective start/end date | 16/05/23 → 16/05/24 |