Project Details
Description
Los grupos humanos andinos tienen una relación con el agua que trasciende la simple concepción de recurso hídrico. El agua es vida y trascendencia; un ser vivo y creador de vida, que enlaza el mundo de los humanos con el horizonte de las divinidades. En este escenario, multiplicidad de mitos, leyendas y relatos orales americanos, tanto al norte, mayas y aztecas, como al sur, incas y muiscas, entre otros, señalan al agua como origen de la vida y del universo (Vargas 2006, 74). Centrándonos en el altiplano cundiboyacense, el origen lacustre del mismo configura una realidad anegada por humedales y múltiples corrientes y fuentes de agua en los que se materializó este culto al agua (Correa 2005, 201) entre los grupos indígenas que poblaron este territorio entre los siglos V a.C. y XVI d.C. (Langebaek 2008, 69). Entre estos, las lagunas se convirtieron en los principales escenarios rituales y en sus orillas se realizaban ofrendas y diferentes tipos de ritos, relacionados con la concepción de las lagunas ¿como sustento, como santuario, como delimitación política¿ e, incluso, como resguardo sagrado frente a las amenazas externas (Bohórquez 2008, 163). Los relatos mitológicos muiscas dibujan unas lagunas revestidas de una dualidad mística. Así, mientras de una de ellas, de Iguaque, ¿emergió Bachué para engendrar la humanidad¿, en otra, en Guatavita, la adúltera esposa del cacique decidió vengar los excesos de éste refugiándose en su fondo junto a su hija y el dragoncillo que custodiaba sus aguas. (Correa 2005, 206-213) Las lagunas eran, según la cosmovisión muisca, umbrales de comunicación del cosmos, en los que el nacimiento y la muerte se entrelazaban. Así, sus aguas permitían a los muertos transitar hacia el más allá del que provenían sus ancestros, sus divinidades (Correa, Sol, 53). Esta era una visión que los grupos muiscas compartían con otros pueblos andinos como los Kogui, u¿wa, Pastos, Paeces y guambianos, entre otros (Correa 2004, 49). A la llegada de los conquistadores europeos al altiplano cundiboyacense a mediados del siglo XVI, estos recogen y recrean la sacralidad de las lagunas y su realidad como centros ceremoniales. Las narraciones de los propios conquistadores, así como de los posteriores cronistas, versionan y reversionan los relatos precedentes (Correa 2005, 199), concretando un trasformado corpus de divinidades, rituales, ofrendas y tradiciones vinculadas al culto al agua y a las lagunas. A partir del Epítome de la conquista, los textos castellanos comenzaron a denominar sacrificios a las ofrendas que los muiscas realizaban en ciertas ceremonias y peregrinaciones, a las que posteriormente Rodríguez Freyle rebautizó como borracheras relacionadas con las lagunas (Correa 2004, 73; Rodríguez Freyle 2009, 36) y los términos adoratorio e ídolos comenzaron a acompañar cualquier referencia a ellas en los textos de Lucas Fernández de Piedrahita, Fray Pedro Simón y el propio Rodríguez Freyle, entre otros. Unas descripciones que, necesariamente, se vinculaban a la misión evangelizadora imbricada en la conquista y a la extirpación de idolatrías consecuencia de la misma (Bolaños 2002). En este sentido, el mayor conocimiento de ¿los montes, lagunas, ríos, árboles [que los indios adoraban y muchos ídolos que tenían en sus santuarios¿, facilitaría la general y profunda cristianización de los naturales (Lucas Fernández de Piedrahita 1986, 17). Tanto es así, que algunos textos de Catequesis presacramental contenían una pregunta específica sobre si los muiscas habían adorado las lagunas (Triana 1922, 35). Paralelamente, las lagunas se convirtieron, en los relatos castellanos, en verdaderos tesoros en si mismas. Según lo recogido por las fuentes de los siglos XVI y XVII, cantidades ingentes de objetos y joyas invaluables se arrojaban a estas como colofón de rituales y ceremonias, lo que las convirtió en blanco de la codicia y de los intereses personales; el desagüe y la extracción de los tesoros que potencialmente yacían en el fondo de las lagunas se convirtieron en objetivo de muchos (Bolaños 2002, 227-228; Rodríguez Freyle 2009, 30). Por tanto, la conjunción entre el celo evangelizador y la caza de tesoros dotan de un protagonismo relevante a las lagunas tanto en las relaciones de los conquistadores como en las crónicas y fuentes administrativas de los siglos XVI y XVII relativas al territorio neogranadino. Un protagonismo que nos permite construir una nómina de 12 lagunas sagradas, en las que los grupos muiscas realizaban sus ceremonias y rituales relacionados con diferentes tradiciones y divinidades: Iguaque, Guatavita, Fúquene, Suesca, Tota, Guasca, Siecha, Teusacá, Ubaque, Herrera, Pozo de Donato y Baracio (Correa 2004, 101; Bohorquez 2008, 162-164 y Rodríguez Freyle 2009, 28-30). Las 9 primeras lagunas aparecen como sagradas en la gran mayoría de las fuentes, mientras que las 3 últimas aparecen en algunas, en otras desaparecen o varía su condición sagrada según los autores; y es precisamente aquí donde se configura la pregunta de investigación del presente proyecto. Retomando lo expuesto por fray Pedro Simón en su texto Noticias Historiales, de que no cualquier agua del territorio muisca era sagrada, ¿sino aquellas en que según parecía había una particular razón¿ (Simón 1982, 166), nos preguntamos por qué, en la multiplicidad hídrica del altiplano cundiboyacense, unas lagunas eran consideradas sagradas y otras no. Para tratar de responder a esta pregunta, partimos tanto de los relatos de la mitología muisca como de su reformulación colonial en diferentes tipos de textos, lo que nos permitirá catalogar las lagunas sagradas, tanto las ya identificadas como nuevas que puedan aparecer, y ponerlas en diálogo con el análisis de los factores espaciales, geográficos y ecológicos. Este análisis se realizará en un escenario dual e integrado, por un lado, a partir de las fuentes arqueológicas y documentales, tanto prehispánicas como coloniales, que nos permiten aproximarnos a lo físico y a lo trascendente de las lagunas en el periodo prehispánico y en los siglos XVI y XVII y, por otro, de la mano del trabajo de campo que nos permitirá reconocer el actual el contexto geográfico y limnológico de las lagunas (la limnología es la rama de la ecología que estudia los ecosistemas acuáticos continentales). Lagunas vinculadas a mitos existen a lo largo de todo el mundo y en algunas de ellas las creencias parecen estar sustentadas en "malos comportamientos" de estos ecosistemas (Shanklin 2007). Lagunas con cubetas profundas pueden acumular gases nocivos, que, en circunstancias eventuales, pueden salir a la superficie (explosión límnica) y producir la muerte de poblaciones de sus alrededores, como está documentado para el lago Nyos en Camerún (Kling 2005). En el caso del lago Pavin (Francia), existe una gran variedad de mitos y relatos de desastres asociados que se corresponden con características limnológicas semejantes a las del lago Nyos (Meybeck 2016). Las características geomorfológicas de las lagunas están estrechamente relacionadas con sus características ecológicas (Esteves 1998) y, por tanto, tienen una relación directa con patrones macroscópicos observados como son el color del agua y la presencia de diferentes especies (e.g. Azzela et al., 2014, Barbour & Brown 1974). En este sentido, es muy interesante la descripción que Juan Rodríguez Freyle realiza sobre su visita a la laguna devocional de Teusacá ¿a pescar uno de los caimanes¿ en compañía de ¿un jeque, que lo había sido de esta laguna o santuario (¿) y así como descubrimos la laguna, que vio él el agua de ella cayó de bruces en el suelo y nunca lo pude alzar de él, ni que me hablase más palabra¿ (Rodríguez Freyle 2009, 29). Una circunstancia que nos lleva a preguntarnos sobre la posibilidad de la emanación de gases de esta laguna específica. Una posiblidad que también puede relacionarse con el reiteredado señalamiento, tanto en los relatos mitológicos como en sus versiones coloniales, de la existencia de un dragoncillo en el fondo de las aguas de Guatavita (Correa 2005, 213. Así, un análisis del contexto espacial de estas lagunas en el territorio y de sus características limnológicas nos permitirá aproximarnos a la definición de las particularidades que acompañaban o dotaban de contenido la sacralidad de las lagunas. Un escenario de investigación que no solo apuesta por responder a una pregunta que sigue abierta desde la formulación de Fray Pedrón Simón en el siglo XVII y que no ha sido objeto de estudio en el ámbito historiográfico, sino que, además, lo hace desde una perspectiva interdisciplinar articulando lo histórico, lo geográfico y lo ecológico.
Status | Finished |
---|---|
Effective start/end date | 01/02/19 → 31/12/22 |
Project funding
- Internal
- PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA