La caña de azúcar como agente transformador del sistema agrario del Valle geográfico del río Cauca.

El uso de la tierra se ha considerado un problema ambiental local, pero gradualmente se ha convertido en un factor de importancia mundial. Las tierras de cultivo, las praderas, las plantaciones y las zonas urbanas se han expandido en las últimas décadas; acompañados por grandes aumentos en el consumo de energía, de agua y de fertilizantes (Vitousek, et.al., 1997; Sanderson, et al. 2002). Varios autores (Tilman, et.al. 1999; Lambin, 2001; Clay, 2003; Bürgi, 2004; Foley, et.al. 2005; FAO, 2008) coinciden en señalar que la agricultura moderna ha sido muy exitosa al aumentar considerablemente la producción de alimentos y materias primas para procesos industriales; pero al mismo tiempo ha causando daños ambientales y sociales de gran magnitud ligados a factores tecnológicos, económicos, políticos y culturales propios del lugar en el cuál se suceden. Este es el caso de la caña de azúcar que aunque ha contribuido al desarrollo económico y social de muchos países, presenta serios problemas sociales y ambientales que se han incrementado en las últimas décadas con su utilización para la producción de alcohol carburante a gran escala. El agroecosistema cañero tiene una amplia distribución geográfica y altitudinal (entre 0 y 2000 m en el trópico) debido, entre otras cosas, a su alta eficiencia fotosintética alcanzando en 2007 más de 20 millones de hectáreas sembradas en todo el mundo (BNDES, et al., 2008). La influencia de su producción y transformación en la configuración de los territorios rurales es compleja (Cheesman, 2005 y Dillon & Laan, 2008) y podría complicarse aún más con la creciente demanda de biocombustibles. La zona de estudio de esta investigación, el Valle geográfico del río Cauca, es una de las regiones del país más intensamente transformadas y la caña de azúcar ha estado presente en ella desde mediados del siglo XVI. Actualmente alcanza las 210.000 hectáreas sembradas, cerca del 50% del área total de este Valle (datos de Minagricultura y Asocaña) que equivalen al 48% del total de caña sembrada en el país y el 100% de la que se destina a la producción de azúcar. A partir del 2005 una parte de la producción de caña se transforma en etanol (alcohol carburante).