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Description
Desde diciembre de 2019, fue notificado por primera vez en Wuhan (China) un caso de síndrome respiratorio agudo causado por el nuevo coronavirus SARS-CoV-2, llamado Covid-19 el cual se ha extendido por todo el mundo alcanzando el estado de pandemia y convirtiéndose en una emergencia de salud pública de importancia internacional (WHO, n.d.), lo que ha llevado a que los gobiernos hayan establecido diversas restricciones de la vida cotidiana, incluido el distanciamiento social, el aislamiento y el confinamiento en el hogar con el fin de evitar su propagación (Presidencia de la República, 2020). Si bien estas medidas son necesarias para disminuir la tasa de infección, el impacto de éstas en la conducta alimentaria y los estilos de vida en las personas aún no está muy definido. Es bien conocido por todos que la inactividad física y los inadecuados hábitos alimentarios, se encuentran entre los factores de riesgo más importantes de enfermedades crónicas no transmisibles, patologías que se han asociado con un aumento en la mortalidad por Covid (Dietz & Santos-Burgoa, 2020; Zhou et al., 2020). Sumado a esto, la ansiedad, el aburrimiento y el estrés provocados por la cuarentena al escuchar o leer continuamente sobre el COVID-19 en los medios de comunicación, son considerados factores de riesgo que conlleva a un mayor consumo de alimentos, especialmente aquellos de menor calidad nutricional (Koball et al., 2012; The Association of UK Dietitians BDA, 2020; Y¿lmaz & Gökmen, 2020), comportamientos que podrían generar una ganancia de peso con las subsecuentes complicaciones que esto implica (Hill, James O, Wyatt, Holly R, Peters, 2012). Pero, por otro lado, la adquisición de alimentos nutritivos puede verse afectada por la disminución de los ingresos a nivel familiar lo que podría desencadenar en un estado de déficit nutricional. Situaciones contrarias a lo que se ha planteado respecto a la importancia de mantener una alimentación balanceada como una de las medidas para evitar complicaciones graves por COVID-19 (Butler & Barrientos, 2020), pero en nuestro medio son pocos los reportes sobre los riesgos potencialmente inducidos por esta situación. Actividades sedentarias como el teletrabajo, ver televisión, juegos en consolas, entre otras están asociadas no solo con el aumento de la mortalidad, sino también con un aumento de la morbilidad (síndrome metabólico, enfermedad cardiovascular)(Peterson et al., 2012). Reportes de literatura indican que, si se disminuye el sedentarismo en un 10%, alrededor de 533.000 muertes podrían evitarse cada año (Lee et al., 2012). La inactividad continuada (a partir de 10 días) está relacionada con la atrofia muscular y la pérdida de fuerza de hasta el 13% y 40% en brazos y piernas, respectivamente que, a su vez, va a provocar deterioro de la función muscular y el metabolismo, disminución de la sensibilidad a la insulina y mayor acumulación de grasa. Se ha reportado que la mortalidad por cualquier causa es significativamente mayor entre los individuos con fuerza muscular baja (Li et al., 2019). En Colombia desde mediados del mes de marzo la comunidad universitaria Javeriana cumpliendo las medidas gubernamentales, se encuentra en confinamiento realizando teletrabajo o estudiando desde casa, lo que muy seguramente ha conllevado a cambios en los comportamientos alimentarios, y los estilos de vida. Por lo que es importante identificarlos, lo que ayudará a desarrollar intervenciones de educación alimentaria y nutricional de promoción de la salud y prevención de la enfermedad para mitigar los comportamientos negativos de estilo de vida que se han manifestado durante el confinamiento por COVID-19.
Status | Finished |
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Effective start/end date | 01/10/20 → 30/09/21 |
Project funding
- Internal
- PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA